Esta nueva edición de la Celebración de Exequias es precisamente un gran aporte a la pastoral, con que la Iglesia —al celebrar la muerte de sus hijos— quiere subrayar el misterio central de nuestra fe: la nueva vida que en Cristo resucitado el mundo ha conquistado.
«El Rito de las Exequias debe expresar más claramente el sentido pascual de la muerte cristiana», señaló la Constitución del Concilio Vaticano II sobre la Liturgia.