La sanación fluye cuando damos la bienvenida, escuchamos y damos poder. Dar la bienvenida significa que abrimos nuestros corazones y nuestras vidas, no sólo a aquello que nos agradan, sino también a los que no nos caen simpáticos. Una actitud de verdadera escucha significa que yo permito que mis puntos de vista sean cuestionados. Cuando somos acogidos, nos sentimos más capaces de relajarnos y de bajar la guardia. Cuando, además, somos escuchados, somos más capaces de creer que valemos y de abrirnos para recibir el poder del Espíritu Santo. Este pequeño libro, no sólo refresca nuestras ideas sobre esas simples pero profundas acciones que nos conducen al corazón de Jesús, sino que también nos ayuda a llevar a otros a esta experiencia sanadora.