Lectura del libro del Éxodo.
Moisés, después de oír la voz del Señor que le hablaba desde la zarza, dijo a Dios: «Si me presento ante los israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a ellos, me preguntarán cuál es su nombre. Y entonces, ¿qué les responderé?». Dios dijo a Moisés: «Yo soy el que soy». Luego añadió: «Tú hablarás así a los israelitas: “Yo soy” me envió a ustedes». Y continuó diciendo a Moisés: «Tú hablarás así a los israelitas: Yahveh, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, es el que me envía. Éste es mi nombre para siempre, y así será invocado en todos los tiempos futuros. Ve a reunir a los ancianos de Israel y diles: El Señor, el Dios de sus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, se me apareció y me dijo: “Yo los he visitado y he visto cómo los maltrataban los egipcios. Por eso decidí librarlos de la opresión que sufren en Egipto, para llevarlos al país de los cananeos, los hititas, los amorreos, los perizitas, los jivitas y los jebuseos, a una tierra que mana leche y miel”. Ellos te escucharán, y tú irás a presentarte ante el rey de Egipto, junto con los ancianos de Israel. Entonces le dirás: “El Señor, el Dios de los hebreos, vino a nuestro encuentro. Y ahora tenemos que realizar una marcha de tres días por el desierto, para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios”. Ya sé que el rey de Egipto no los dejará partir, si no es obligado por la fuerza. Pero Yo extenderé mi mano y castigaré a Egipto, realizando ante ellos toda clase de prodigios. Así él los dejará partir». Palabra de Dios.
Comentario: El nombre propio del Dios de Israel, que en lengua hebrea lo sustituye por el Señor, es Yahvé. Este nombre se explica con la enigmática frase «Yo soy el que soy». El significado se clarifica si se tiene en cuenta que el verbo «ser» no significa simplemente «existir», sino estar presente de una manera activa; por tanto, Yavhé es, entonces, el Dios que está con Moisés para librar a los israelitas de la esclavitud y también para darles su amor y fidelidad a través de sus intervenciones sucesivas.
R. El Señor se acuerda por siempre de su Alianza.
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, hagan conocer entre los pueblos sus proezas; recuerden las maravillas que Él obró, sus portentos y los juicios de su boca! R.
Él se acuerda eternamente de su Alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac. R.
El Señor hizo a su pueblo muy fecundo, más fuerte que sus mismos opresores; cambió el corazón de los egipcios, para que sintieran odio por su pueblo y trataran con perfidia a sus servidores. R.
Luego envió a Moisés, su servidor, y a Aarón, que era su elegido; por su intermedio realizó prodigios, hizo portentos en la tierra de Cam. R.
Aleluia. «Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré», dice el Señor. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús tomó la palabra y dijo: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana. Palabra del Señor.
Comentario: El de Jesús es un yugo de amor y, por tanto, garantía de descanso. A veces nos pesa la soledad de nuestras fatigas y estamos tan cargados del yugo que ya no nos acordamos de haberlo recibido del Señor. El seguir a Cristo amerita por ley divina cargar nuestra cruz, el yugo del cual habla el Señor en el evangelio; ese yugo, que es suave y ligero, es el de la caridad, que es en sí misma mansedumbre para tratar a los demás, y humildad, que es la perla preciosa del trato con Dios. Sin estas dos cualidades o virtudes nuestro trato con los demás se torna insufrible.
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Gloria y honor a ti Señor Jesús… 🙏💚🤍❤️🇨🇱🙋🏻♂️