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Hay existencias
Es sabido que Vía Crucis viene del latín y se traduce como el camino de la cruz. En algunos países es conocido como Estaciones de la Cruz o Vía Dolorosa y consta de 14 estaciones, que aluden a momentos de la Pasión del Señor. En la praxis de este acto de piedad, las estaciones contemplan un núcleo central, tomado de un pasaje del Evangelio o de la devota tradición cristiana, que nos lleva a la meditación y contemplación de la Pasión de nuestro Señor. Además, la difusión del Vía Crucis se la debemos a la Orden de los Franciscanos, quienes son los encargados de custodiar los lugares santos en Israel. De hecho, son ellos quienes establecen las catorce estaciones en sus Templos.
En este año, editorial SAN PABLO retoma el Vía Crucis según la tradición de la Iglesia, con sus catorce estaciones, pero sin olvidar la Resurrección del Señor como última estación. Aunque somos conscientes de que algunos hechos como: las tres caídas, el velo de Verónica y el encuentro de Jesús con su madre no están en los evangelios, sino que tienen origen en leyendas piadosas o tomadas de los evangelios apócrifos, publicamos este subsidio pastoral y de piedad para motivar y reencantar el corazón de los fieles creyentes.
Es nuestro deseo no olvidarnos de la dimensión bíblica y pascual, y por esta razón, incorporamos el acontecimiento de la Resurrección del Señor por ser este el culmen de la Pasión y el triunfo de nuestro Señor sobre la muerte. Al respecto, fue el papa san Juan Pablo II (1991), quien incorpora esta última estación, la décimo quinta, que corresponde a la propia Resurrección.
Rezar el Vía Crucis nos lleva a los primeros años del cristianismo, cuando, en Jerusalén, comienzan a ser venerados los lugares relacionados con la vida y muerte de Jesús. Sin duda, que como creyentes queremos conservar esta tradición o costumbre. Puede que, cada vez, el número de fieles que lo reza sea menor, pero mientras haya personas que lo hagan; y, por otra parte, visiten los santos lugares, nos revela que la fe en Jesús, muerto y resucitado, sigue viva.
Una vez más, invitamos a todo fiel cristiano para que, en este tiempo de preparación a la Pascua del Señor, reviva y conmemore, con este ejercicio de piedad, los momentos de la Pasión de nuestro Señor. Asimismo, no queremos que se queden en el “sufrimiento” de lo que padeció Jesús sino también que se vean fortalecidos en su fe y, sobre todo, en su esperanza, ya que nuestro Señor, resucitó: ‘¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: ‘Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día’, (Lc 24, 5-7).
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