De la feria. Verde. San Wenceslao mr. (ML). Rojo. Santos Lorenzo Ruiz y comp., mrs. (ML). Rojo.
LECTURA Ecl 3, 1-11
Lectura del libro del Eclesiastés.
Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol: un tiempo para nacer y un tiempo para morir, un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado; un tiempo para matar y un tiempo para sanar, un tiempo para demoler y un tiempo para edificar; un tiempo para llorar y un tiempo para reír, un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar; un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas, un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse; un tiempo para buscar y un tiempo para perder, un tiempo para guardar y un tiempo para tirar; un tiempo para rasgar y un tiempo para coser, un tiempo para callar y un tiempo para hablar; un tiempo para amar y un tiempo para odiar, un tiempo de guerra y un tiempo de paz. ¿Qué provecho obtiene el trabajador con su esfuerzo? Yo vi la tarea que Dios impuso a los hombres para que se ocupen de ella. Él hizo todas las cosas apropiadas a su tiempo, pero también puso en el corazón del hombre el sentido del tiempo pasado y futuro, sin que el hombre pueda descubrir la obra que hace Dios desde el principio hasta el fin. Palabra de Dios.
Comentario: El poema habla del tiempo y de Dios. El sabio manifiesta que todas las acciones del hombre tienen su momento “propicio” y, por tanto, pasado. Después de ese tiempo no habría más oportunidades. Es decir, el ser humano no puede hacer nada frente al tiempo, porque este pasa irremediablemente: nacemos, vivimos y morimos. Pero Dios posee el señorío de todo: el pasado, presente y futuro.
SALMO Sal 143, 1-4
R. ¡Bendito sea el Señor, mi Roca!
Bendito sea el Señor, mi Roca, Él es mi bienhechor y mi fortaleza, mi baluarte y mi libertador; Él es el escudo con que me resguardo. R.
Señor, ¿qué es el hombre para que Tú lo cuides, y el ser humano, para que pienses en él? El hombre es semejante a un soplo, y sus días son como una sombra fugaz. R.
ALELUIA Mc 10, 45
Aleluia. El Hijo del hombre vino para servir y dar su vida en rescate por una multitud. Aleluia.
EVANGELIO Lc 9, 18-22
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con Él, les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy Yo?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado». «Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy Yo?» Pedro, tomando la palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios». Y Él les ordenó terminantemente que no lo anunciaran a nadie, diciéndoles: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día». Palabra del Señor.
Comentario: Dios manifiesta su presencia a través del camino de la fidelidad humana de Jesús. Por eso él sondea a los discípulos sobre qué piensan sobre su persona. Pedro movido por el Espíritu lo reconoce como el Mesías, pero su fragilidad lo hará vivir entre luces y sombras. También hoy caminamos entre las luces de Dios y las sombras del mal, ¿lo sabemos descubrir?