San Felipe Neri, p. (MO). Blanco.
Prefacio de Pascua. Leccionario Santoral: Flp 4, 4-9; Sal 33, 2-11; Jn 17, 1. 20-26.
Reseña: Felipe Neri (1515-1595), apóstol de Roma, nace en Florencia (Italia). Es llamado el santo de la alegría, porque contagiaba con su buen humor y regocijo de ser cristiano. Desde el año 1533 estudia y enseña teología y filosofía en Roma. Ordenado sacerdote en el año 1551, ingresa en la comunidad de san Girólamo (Roma). Sus rezos de las horas con himnos, lecturas bíblicas y oraciones en lengua nativa se hicieron tan populares que construye un oratorio especial para acomodar a más asistentes. Funda la congregación del Oratorio, llevando a cabo además muchas obras de caridad. Fallece en el año 1595.
LECTURA Hech 18, 9-18
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Una noche, el Señor dijo a Pablo en una visión: «No temas. Sigue predicando y no te calles. Yo estoy contigo. Nadie pondrá la mano sobre ti para dañarte, porque en esta ciudad hay un pueblo numeroso que me está reservado». Pablo se radicó allí un año medio, enseñando la Palabra de Dios. Durante el gobierno del procónsul Galión en Acaya, los judíos se confabularon contra Pablo y lo condujeron ante el tribunal, diciendo: «Este hombre induce a la gente a que adore a Dios de una manera contraria a la Ley». Pablo estaba por hablar, cuando Galión dijo a los judíos: «Si se tratara de algún crimen o de algún delito grave, sería razonable que los atendiera. Pero tratándose de discusiones sobre palabras y nombres, y sobre la Ley judía, el asunto les concierne a ustedes; yo no quiero ser juez en estas cosas». Y los hizo salir del tribunal. Entonces todos se apoderaron de Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y lo golpearon ante el tribunal. Pero a Galión todo esto lo tuvo sin cuidado. Pablo permaneció todavía un cierto tiempo en Corinto. Después se despidió de sus hermanos y se embarcó hacia Siria en compañía de Priscila y de Aquila. En Cencreas, a raíz de un voto que había hecho, se hizo cortar el cabello. Palabra de Dios.
Comentario: La visión de Pablo es un signo más para confirmar que su misión estaba guiada por el mismo Dios. Por eso, la expresión “no temas” viene a acompañar su actividad en Corinto, tan cuestionada por paganos y judíos. Sin embargo, el hecho de que Dios le pida continuar su predicación a pesar de las contrariedades, es un motivo más que suficiente para anunciar la Buena Nueva y entender que esta tiene un “sentido” a los ojos de Dios.
SALMO Sal 46, 2-3. 8-10
R. ¡El Señor es el Rey de toda la tierra!
Aplaudan, todos los pueblos, aclamen al Señor con gritos de alegría; porque el Señor, el Altísimo, es temible, es el soberano de toda la tierra. R.
Él puso a los pueblos bajo nuestro yugo, y a las naciones bajo nuestros pies; Él eligió para nosotros una herencia, que es el orgullo de Jacob, su predilecto. R.
El Señor asciende entre aclamaciones, asciende al sonido de trompetas. Canten, canten a nuestro Dios, canten, canten a nuestro Rey. R.
ALELUIA Cfr. Lc 24, 46. 26
Aleluia. El Mesías debía sufrir, y resucitar de entre los muertos, para entrar en su gloria. Aleluia.
EVANGELIO Jn 16, 20-23
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo. La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo. También ustedes ahora están tristes, pero Yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquel día no me harán más preguntas. Palabra del Señor.
Comentario: Las palabras de Jesús son misteriosas y oscuras. No obstante, nos enseñan que las experiencias de dolor son necesarias en la vida para crecer y madurar lo que aún no se ha purificado. De ahí la continuidad y complementariedad del Espíritu Santo con relación a Jesús, ya que es este mismo que continúa hablando a la Iglesia, pero de una manera distinta, a través de su propio Espíritu.