De la feria. Verde. San Beda el Venerable, p. y d. (ML). San Gregorio VII, Pa. (ML). Santa María Magdalena de Pazzi, v. (ML). Blanco.
LECTURA Sant 5, 9-12
Lectura de la carta de Santiago.
Hermanos: No se quejen los unos de los otros, para no ser condenados. Miren que el Juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en Nombre del Señor. Porque nosotros llamamos felices a los que sufrieron con paciencia. Ustedes oyeron hablar de la paciencia de Job, y saben lo que hizo el Señor con él, porque el Señor es compasivo y misericordioso. Pero ante todo, hermanos, no juren ni por el cielo, ni por la tierra, ni de ninguna manera: que cuando digan «sí», sea sí; y cuando digan «no», sea no, para no ser condenados. Palabra de Dios.
Comentario: Recurrir con liviandad a jurar en nombre de Dios es devaluar su nombre, su persona, y ponernos al mismo nivel. Toda afirmación o negación del cristiano ha de ser con la confianza y seguridad de que tiene “su palabra”. No necesitamos poner a Dios como testigo, basta que seamos “responsables” de lo que decimos y hacemos, sea esto malo o bueno.
SALMO Sal 102, 1-4. 8-12
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; no acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente. R.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen; cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. R.
ALELUIA Cf. Jn 17, 17
Aleluia. Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad. Aleluia.
EVANGELIO Mc 10,1-12
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de Él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más. Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: «¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?». Él les respondió: «¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?». Ellos dijeron: «Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella». Entonces Jesús les respondió: «Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, “Dios los hizo varón y mujer”. “Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne”. De manera que ya no son dos, “sino una sola carne”. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido». Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: «El que se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio contra aquélla; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio». Palabra del Señor.
Comentario: Jesús aboga por la fidelidad en el pacto de amor entre el hombre y la mujer. Por tanto, el matrimonio es un proyecto de amor que implica igualdad de derechos, dignidad, obligaciones, y excluye toda situación de dominio. Mientras haya amor entre los cónyuges, habrá capacidad de tolerar, esperar, amar y perpetuar aquella unión.