Leccionario Santoral: 1Jn 5, 1-5; Sal 15, 1-2. 5. 7-8. 11; Mt 22, 34-40.
LECTURA 2Cor 11, 18. 21-30
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto. Hermanos: Ya que tantos otros se glorían según la carne, yo también voy a gloriarme. De lo mismo que otros se jactan y ahora hablo como un necio? también yo me puedo jactar. ¿Ellos son hebreos? Yo también lo soy. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. ¿Son ministros de Cristo? Vuelvo a hablar como un necio: yo lo soy más que ellos. Mucho más por los trabajos, mucho más por las veces que estuve prisionero, muchísimo más por los golpes que recibí. Con frecuencia estuve al borde de la muerte, cinco veces fui azotado por los judíos con los treinta y nueve golpes, tres veces fui flagelado, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche en medio del mar. En mis innumerables viajes, pasé peligros en los ríos, peligros de asaltantes, peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los extranjeros, peligros en la ciudad, peligros en lugares despoblados, peligros en el mar, peligros de parte de los falsos hermanos, cansancio y hastío, muchas noches en vela, hambre y sed, frecuentes ayunos, frío y desnudez. Y dejando de lado otras cosas, está mi preocupación cotidiana: el cuidado de todas las Iglesias. ¿Quién es débil, sin que yo me sienta débil? ¿Quién está a punto de caer, sin que yo me sienta como sobre ascuas? Si hay que gloriarse de algo, yo me gloriaré de mi debilidad. Palabra de Dios.
Comentario: Pablo se defiende de los reproches de los corintios y hace uso de su currículum sociológico, describiendo todos sus títulos y riéndose de sí mismo: hebreo, israelita, ministro de Cristo, apóstol de los peligros, etcétera. Y por eso no se arrepiente de haber ofrecido el evangelio gratuitamente a los corintios e insiste en la “forma” en que se debe ejercer la autoridad.
SALMO Sal 33, 2-7
R. El Señor me libra de todos mis temores.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.
ALELUIA Mt 5, 3
Aleluia. Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Aleluia.
EVANGELIO Mt 6, 19-23
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. Jesús dijo a sus discípulos: No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado. Pero si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá! Palabra del Señor.
Comentario: El corazón no es solo la sede de la afectividad, sino todo el hombre en sus apetencias y deseos más íntimos. Jesús nos invita a preocuparnos por acumular solo aquellos “tesoros” que perduran: construir obras buenas, mirar con misericordia y amar como Jesús amó a todos.