Era un día de viento suave, cielo nublado y una temperatura de quince grados, típicos de diciembre. El ajetreo se veía por todos lados: en las familias, la iglesia, las calles, colegios, trabajos, comercio, entidades públicas, adornos, luces… Sin lugar a duda diciembre era un mes especial, de espera y celebración.
Delfina y Bruno estaban haciendo los preparativos para asistir a la graduación de kínder de su nieta Abril, el 13 de diciembre, a las 10:00 de la mañana. En la tarde también sería la graduación de su sobrino Pedrito, de chef, en el Liceo técnico Howard Gardner, a las 19:00, fecha reservada con mucha anticipación
La pareja llego a las 9:30 para así tomar una buena ubicación, sabiendo que estas actividades tenían su público fiel: padres, abuelos, tíos, hermanos y amigos.
Se inicia el acto con los niños vestidos con sus polerones con el nombre de sus compañeros, y sus birretes. El animador tomó la palabra: “Me dirijo a ustedes, alumnos. Gracias por darnos el aprendizaje desde su mirada; ustedes que su vida es un juego, con sus travesuras, su cariño y sus preguntas inesperadas, con sus porqués, sensibles y con la bendición de su inocencia. Con talentos escondidos para ser desarrollados y lo más importante: que son únicos, aunque estén vestidos igual, están con la mano extendida, esperando las nuestras”.
Termino el discurso los aplausos retumbaron. ¿Será por lo dicho o por su breve intervención? Lo mejor eran las actuaciones artísticas de los pequeños egresados. Los asistentes aplaudían y saludaban a los pequeños. Y ellos respondian con sonrisas
Con el ultimo campanazo, los niños abandonaron el escenario. Las tías se despidieron y los padres los recibieron con un abrazo. Delfina pensaba: “el camino entre la educación y la familia hoy recién comienza”.
Más tarde, Delfina y Bruno asistieron a la segunda licenciatura del día, en el Liceo técnico Howard Gardner, donde los jóvenes eran preparados en distintas especialidades según sus preferencias y talentos, recibiendo un título de técnico, con anhelo de más.
Animador: “Nuestro establecimiento tiene el agrado de valorar y reconocer a todos los alumnos que hoy egresan. Los test de inteligencia dicen que alguien con un bajo C.I es limitado, pero nuestra mirada es distinta: se puede ser muy inteligente en otros ámbitos, el éxito y la felicidad tiene su fuente en cada persona. He aquí un resumen de nuestros premios”.
Inteligencia lingüística: la capacidad de dominar el lenguaje y poder de comunicarse.
Inteligencia lógico-matemática: este tipo de inteligencia se vincula a la capacidad para el razonamiento lógico y la resolución de problemas.
Inteligencia espacial: también conocida como inteligencia visual-espacial, es la habilidad que nos permite observar el mundo diferentes perspectivas.
Inteligencia musical: la música es un arte universal.
Inteligencia corporal y cinestésica: expresar sentimientos mediante el cuerpo.
Inteligencia intrapersonal: comprender y controlar el ámbito interno de uno mismo
Inteligencia interpersonal: la capacidad para empatizar con las demás personas.
inteligencia naturalista: permite vinculación con el entorno, flora y fauna.
Bruno estaba contento porque su sobrino fue galardonado con el premio Inteligencia lingüística. Y así, una vez terminada la licenciatura, la celebración fue familiar.
El 24 diciembre fue la misa del gallo. A las 21 horas sonaron las campanas. El hermoso pesebre bien iluminado en la entrada, mientras Delfina y Bruno se sentaban en el mismo lugar de siempre. El sacerdote Jorge en su homilía dice: “Nace el niño Jesús. Como este niño, podemos nacer cada día, y cada día puede ser Navidad. Considerando las maravillas que cada uno tiene, la Navidad parece ser solo regalos. Les pregunto, ¿qué pedirían como presente hoy?”. Las personas fueron contestando espontáneamente: “yo salud, yo trabajo, yo amor, yo buenos amigos, yo buena comunicación, yo un teléfono”-dijo un joven-, “yo paz, yo ver a mis seres queridos”. Una niña pidió dulces.
El padre los escucha a todos y luego dice: “Es una bendición y una gracia lo que piden y poseen, es una maravilla, conectado con el Dios de la vida, que les dará eso y más. El regalo de esta Navidad es dar gracias cada día por lo que tenemos, reconocerlas y valorarlas, así haremos de un día cualquiera Navidad”.
Una vez terminada la misa Delfina y Bruno se van caminando sin apuro. En casa les espera la cena preparada y luego el chocolate caliente para compartir con sus queridos vecinos. Delfina le dice a Bruno que quiere compartir su aprendizaje de estos días, y, con voz calmada relata:
“Los niños del jardín: Son los pequeños los maestros, darles la mano, así como ellos, también nosotros somos únicos, esperamos una mano de bondad, y darla también.
Los jóvenes del liceo: Cada uno tiene un talento, que va más allá de un título, o expectativa social, la vida nos premiara, si lo hacemos con vocación.
En la misa: Dar gracias todos los días por lo que tenemos es el poder de las maravillas internas. Tenemos el poder, para amar, perdonar, cantar, elegir los buenos amigos, ser justos, compartir, ser felices, generosos. Me encanta diciembre. Me saca lo mejor. Doy gracias por que tú eres mi regalo, que el ayer sea un aprendizaje”.
Bruno sonríe y la toma de las manos. Mirándola a los ojos le dice: “tengo el poder de amarte y hacerte feliz por tu eres mi maravilla, esposa amada”.