En las portadas de las Liturgias Cotidianas de marzo y abril podrán notar que viene un logo acompañado del lema Reviva el don de Dios. Pues bien, se trata del símbolo que acompañará el año vocacional de la Familia Paulina, que comienza el 25 de enero de 2019, fiesta de la Conversión de san Pablo, y se extenderá hasta el 24 de enero de 2020. Será un año para redescubrir, con gozo, el misterio de nuestra vocación paulina y para proponer a los jóvenes la santidad como “el rostro más hermoso de la Iglesia”.
El lema “Reavida el don de Dios” (2Tim 1, 6) es el slogan paulino que marcará este año particular. El verbo revivar evoca la imagen de la brasa bajo la ceniza. Cuando el fuego está apagado o amortecido, debe ser atizado de nuevo y recibir nueva vida. De este modo, la Familia Paulina tiene como objetivo en este tiempo reinfundir vida, empuje profético al carisma para así poder transmitirlo vivo y atrayente a los jóvenes de hoy.
SIGNIFICADO DEL LOGO
El emblema elegido, del padre Ulysses Navarro, evoca una relación dinámica entre los elementos que lo componen. Si bien cada símbolo es distinto uno del otro, todos están puestos en un estilo uniforme para significar que cada uno está profundamente conectado con los demás. Les compartimos la explicación del significado del logo, a partir de la descripción que hizo el propio autor:
1. El símbolo dominante está representado por las manos abiertas. Son vivaces sea en la forma como en los colores, representan tanto el donante como el receptor. La vocación es un don que recibimos de Dios. Cuando hemos reconocido el llamado en nuestra vida, hemos abierto nuestras manos para recibirla. Y mientras maduramos en nuestra respuesta personal, reabrimos nuestras manos para ayudar a los demás a descubrir y responder a su vocación.
2. Al centro del Logo se encuentra la semilla que ha comenzado a crecer: vulnerable pero bella. Representa la vocación que requiere atención y guía. La semilla, por sí sola, con sus solas fuerzas, no puede sobrevivir. Por eso las dos manos abiertas están listas para sostenerla.
3. Por último, el agua y la tierra son visibles en la parte inferior del Logo. Representan los elementos necesarios para que la semilla (la vocación) crezca. Una auténtica vocación está profundamente radicada y alimentada por la oración y por el buen ejemplo de otros. No puede existir sola por sí misma, sino que necesita del fundamento y de la inspiración, y estos están representados por la tierra y el agua.