En este segundo domingo de septiembre la comunidad cristiana celebra el 23° del tiempo Ordinario. Con el pasar de los días, avanza también el programa de la Comisión Animación Bíblica de la Pastoral, respecto del Mes de la Palabra, que estamos viviendo con el lema inspirador: “Anunciar a Jesucristo caminando juntos”. Restan una serie de programas, todos ellos con la finalidad de que, a mayor conocimiento de la Palabra, podamos amar más intensamente al Señor presente en ella. Dejémonos inspirar por el hermoso lema que acompaña este mes.
Por otra parte, tengamos presente que el viernes 15, con la memoria de Nuestra Señora de los Dolores, finaliza la Semana del Enfermo, que iniciamos el pasado viernes 8. En las comunidades y parroquias se reza por los enfermos. Es nuestro propósito también visitarlos, alentarlos, compartir con ellos la Palabra y llevarles la Eucaristía y la santa Unción.
Acoge la comunidad cristiana textos bíblicos hermosos y desafiantes. En la primera lectura un pasaje de Ezequiel 33, 7-9; el Salmo 94, 1-2. 6-9; la segunda lectura es de la Carta a los Romanos 13, 8-10 y el Evangelio de Mateo 18, 15-20, sobre la corrección fraterna.
En este importante pasaje bíblico, de gran significación para edificar la comunidad, el Señor ofrece a sus discípulos de aquel entonces -igualmente a nosotros- palabras inspiradoras para la corrección fraterna: “Si tu hermano te ofende, ve y corrígelo, tú y él a solas. Si te escucha has ganado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de uno o dos, para que el asunto se resuelva por dos o tres testigos. Si no les hace caso, informa a la comunidad. Y si no hace caso a la comunidad considéralo un pagano o un recaudador de impuestos” (vv 15-17).
Es testimonio bíblico que la corrección forma parte de la enseñanza del mismo Dios, también de Jesucristo su Hijo y de los apóstoles. Por eso, nosotros estamos llamados a ejercitarla. El mandamiento del amor a los demás -amar al prójimo como a sí mismo-, no excluye corrección ni amonestación, para que el hermano prosiga por el camino del bien.
En la oportunidad que nos da este día para la reflexión, pidamos al Señor el don de la fortaleza y la sabiduría, a fin de que podamos realizar con amor, oportunamente e integridad la corrección fraterna, pensando en el bien del prójimo. Como nos enseña el Señor: “Si te escucha has ganado a tu hermano” (v 15).