Este nuevo grupo de peruanos que acampaban en las afueras del Consulado de Perú, ya se encuentran en el Liceo Miguel Rafael Prado de Independencia para realizar la cuarentena respectiva a la espera de poder regresar a su país.
Son cerca de 200 peruanos los que llegaron esta mañana hasta el establecimiento de la Red Educacional Santo Tomás de Aquino ubicado en Independencia y que recibirán la ayuda necesaria para enfrentar esta pandemia y que se suman a los otros 150 que ya están instalados en el Liceo Sara Blinder en la comuna de Santiago.
Con este liceo, ya son cuatro los establecimientos que el Arzobispado de Santiago pone a disposición de los más necesitados: “Con estos, serían cuatro los colegios del arzobispado que se ponen a disposición para que personas migrantes que están pasando situaciones muy aflictivas, puedan vivir una cuarentena y luego, regresar a su país de origen. Es importante destacar que estos colegios acompañan a población migrante de alta vulnerabilidad, es decir, colegios que están pensados para acompañar a las personas más pobres, hoy también se ofrecen para personas que están viviendo una pobreza muy concreta, que es que no tienen un lugar donde vivir y que deben partir a sus países, porque se dan cuenta que económicamente aquí ya no pueden seguir viviendo”, precisó el Vicario para la Educación, padre Andrés Moro.
Sandra Urrutia, Directora Ejecutiva de la Red Educacional Santo Tomás de Aquino, entregó algunos datos respecto de la llegada de los migrantes peruanos al Liceo Sara Blinder: “Nos sentimos honrados poder ayudar a estos hermanos nuestros que están viviendo situaciones tan difíciles y dramáticas, al no tener donde alojar mientras esperan ser repatriados a su país. Es nuestro deber de cristiano ayudarlos. Con ello estamos respondiendo a los llamados de nuestra Iglesia y a las autoridades gubernamentales. Este es el segundo establecimiento de nuestra Red que presta este servicio de humanidad y solidaridad”, dijo la Directora Ejecutiva de la Red Educacional Santo Tomás de Aquino, profesora Sandra Urrutia Bravo, quien recibió a los migrantes, junto a directivos del establecimiento”.
Rosa Calaza trabajó durante tres años como empleada de casa particular, puertas adentro en Santiago. Quedó cesante sin tener donde alojar: “Estoy muy agradecida de la solidaridad del pueblo chileno. Muchísimas gracias a todos los que nos han apoyado hasta ahora, a los chilenos se han portado fenomenal. De verdad muchas gracias a los señores periodistas que, si no fuera por ellos, por la presión para que esto se hiciera realidad. Han sido muy indolentes las autoridades de nuestro país, que no se han preocupado de nosotros. Muchas gracias a todos por haber colaborado, por haber estado ahí con nosotros, muy agradecida (…) deseo encontrarme luego con mi familia para abrazarlos y esperar que todo esto pase pronto, que se encuentre una cura y que todo vuelva a ser como antes, que a todos les vaya bien”, dijo.
Erick Mendoza llegó hace un año y medio a Santiago, donde trabajó como chef en la comuna de La Florida. También agradece la solidaridad de los chilenos: “Estamos muy agradecidos, nunca pensamos llegar a este albergue. Agradecido de corazón como todos mis compatriotas que estamos acá (…) Voy a extrañar la amabilidad porque aquí hay respeto y humanidad”, señaló.
En total, el Arzobispado de Santiago ha ayudado a cerca de 3000 personas de otros países que han pasado por estas difíciles condiciones. Todo el trabajo se ha podido realizar gracias a la coordinación de la parroquia Latinoamericana.