Encuentro se desarrolló en el Congreso Nacional y la PUCV, y contó con expositores locales e internacionales referentes en la materia.
Este miércoles 4 de septiembre se llevaron a cabo las XXIV Jornadas de Migración y Refugio: Caminos de acción para la integración, organizadas por el Instituto Católico de Migración, INCAMI. En esta ocasión, la cita fue en el Congreso Nacional durante la mañana, y en la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
Contó con la participación de referentes en la materia. El vicepresidente del Senado de Chile, senador Matías Walker; el senador Francisco Chahuán; el senador Ricardo Lagos Weber; el director regional de Valparaíso del Servicio Nacional de Migraciones, Rubén Pizarro; la jefa de la Oficina Nacional de ACNUR Chile, Rebeca Cenalmor-Rejas; el jefe de la División Migraciones, MINREL, embajador Pedro Hernández; la especialista Senior en Desarrollo Social del Banco Mundial, Paula Rossiasco; el Coordinador de Gestión Territorial de OIM Chile, Víctor Flores; la coordinadora programática de Fundación Avina y de Periplo Chile de la Unión Europea, Antonia Garcés; la coordinadora de la Clínica Jurídica PUCV, Marcela Le Roy; la Oficial de Protección UNICEF Chile, Paula Margotta; y la directora de Inclusión PUCV, Jacqueline Páez.
Monseñor Moisés Atisha, Obispo de la Diócesis San Marcos de Arica, Área de Pastoral Social Caritas Chile del Episcopado y Presidente de INCAMI, remitiéndose al documento “Fui forastero y me recibieron. Una mirada cristiana a la migración”, presentado por la Conferencia Episcopal de Chile en junio de este año, profundizó en dos realidades del actual contexto de movilidad humana nacional: los niños, niñas y adolescentes, NNA, y el ingreso por paso no habilitado como realidad a ser asumida por las autoridades, por los migrantes y refugiados, y por las organizaciones de migrantes y las Organizaciones de la Sociedad Civil que trabajan con ellos. En este sentido, el Obispo sostuvo que un proceso de regularización es el camino para lograr restablecer el Estado de Derecho pleno y para la integración de las personas migrantes que eligen nuestro país para construir su proyecto de vida.
“Aprovechemos lo reciente del Empadronamiento Biométrico para avanzar hacia una forma de regularización acotada. Esto significa que no se trata de una regularización universal como a veces lo dicen quienes pretenden desincentivar la regularidad migratoria. Una regularización bajo arraigo familiar o laboral de los empadronados, con ausencia de antecedentes penales como lo indica la Ley de Migración en sus artículos 32, 33 y 88 inciso 2do., con otorgamiento de permisos laborales para visa en trámite, probablemente condicionado a estabilidad laboral y estar al día en las leyes sociales, puede ayudar a establecer una regularidad para quienes están inscritos en tal proceso. Sabemos que tal vez, no sería posible prolongar un proceso tal a lo largo del tiempo, por esto, debemos aprovechar lo reciente del proceso de empadronamiento para recabar en él, opciones de regularización para quienes cumplan tales requisitos”, sostuvo el Obispo. Y agregó: “La regularización es el camino porque concede identidad, saca del anonimato y además de dar dignidad y condiciones a las personas, deja por sentado para las autoridades quiénes están con nosotros, contribuye a la seguridad y a la paz social”.
Asimismo, el presidente de INCAMI destacó la necesidad de encontrar mecanismos de información y comunicación más propicios para con la comunidad migrante y refugiados, al mismo tiempo que agregó la importancia de “buscar mecanismos certificadores de los asesores migratorios por la autoridad o por instituciones educativas, a fin de evitar que las personas caigan en manos de tramitadores inescrupulosos o que desconocen la aplicación correcta de la ley y lucren con la esperanza de los migrantes y los refugiados”.
Durante la jornada se desarrollaron tres paneles, que abordaron distintas aristas de la realidad migratoria en Chile. El primero fue “La regularización como mecanismo de integración y seguridad en el Chile actual”, el segundo se tituló “Impacto y aporte económico de la comunidad refugiada y migrante al país”. Y, para el cierre, tuvo lugar el panel que evidenció los “Grupos de especial protección y buenas prácticas para su integración: la realidad de las personas refugiadas y de los niños, niñas y adolescentes migrantes en Chile”.