Santos Carlos Lwanga y comps., mrs. (MO). Rojo.
Semana 9ª durante el año – Semana I del Salterio.
Leccionario Santoral: 2Mac 6, 1; 7, 1-2. 9-14; Sal 123, 2-5. 7. 8; Mt 4, 25?5,12.
En el año 1964, Pablo VI, en la homilía de la canonización de estos mártires africanos, dijo: “La tragedia que los devoró, fue tan inaudita y expresiva, que ofrece elementos representativos suficientes para la formación moral de un pueblo nuevo, para la fundación de una nueva tradición espiritual”. El joven rey Mwanga, pagano, era muy amigo de los cristianos, pero como estos se oponían al comercio de esclavos y a los abusos sexuales contra los cristianos a su servicio, dictó una ley que les prohibía la oración, y mandaba encarcelar y dar muerte a todos los que fueran encontrados orando. La persecución se extendió por todo el país y gran número de cristianos fueron martirizados, aunque se ignora cuántos por falta de datos escritos. Los primeros fueron 13 jóvenes de la corte, entre los 13 y 26 años, con Carlos Lwanga al frente. Unos fueron decapitados y otros quemados vivos en el año 1886. Otro grupo mucho más numeroso lo constituyen los martirizados durante los años 1886 y 1887. Pablo VI añadió en la homilía: “El África, bañada por la sangre de los mártires, surge libre y dueña de sí misma”.
Lectura del libro de Tobías.
Yo, Tobit, seguí los caminos de la verdad y de la justicia todos los días de mi vida. Hice muchas limosnas a mis hermanos y a mis compatriotas deportados conmigo a Nínive, en el país de los Asirios. En nuestra fiesta de Pentecostés, que es la santa fiesta de las siete semanas, me prepararon una buena comida y yo me dispuse a comer. Cuando me encontré con la mesa llena de manjares, le dije a mi hijo Tobías: «Hijo mío, ve a buscar entre nuestros hermanos deportados en Nínive a algún pobre que se acuerde de todo corazón del Señor, y tráelo para que comparta mi comida. Yo esperaré hasta que tú vuelvas”. Tobías salió a buscar a un pobre entre nuestros hermanos, pero regresó, diciéndome: “¡Padre!” Yo le pregunté: “¿Qué pasa, hijo?” Y él agregó: “Padre, uno de nuestro pueblo ha sido asesinado: lo acaban de estrangular en la plaza del mercado, y su cadáver está tirado allí”. Entonces me levanté rápidamente y, sin probar la comida, fui a retirar el cadáver de la plaza, y lo deposité en una habitación para enterrarlo al atardecer. Al volver, me lavé y me puse a comer muy apenado, recordando las palabras del profeta Amós contra Betel: ‘Sus fiestas se convertirán en duelo y todos sus cantos en lamentaciones’. Y me puse a llorar. A la caída del sol, cavé una fosa y enterré el cadáver. Mis vecinos se burlaban de mí, diciendo: “¡Todavía no ha escarmentado! Por este mismo motivo ya lo buscaron para matarlo. ¡Apenas pudo escapar, y ahora vuelve a enterrar a los muertos!”
Palabra de Dios.
Comentario: Las “obras de misericordia” son catorce acciones que bajan a lo concreto el mandamiento del amor. Se resaltan aquí dos obras de misericordia de Tobías: dar acogida a los necesitados y sepultura a los muertos. ¿Recuerdas las otras doce? ¿Las tienes en cuenta en tu vida diaria?
R. ¡Feliz el que teme al Señor!
Feliz el hombre que teme al Señor y se complace en sus mandamientos. Su descendencia será fuerte en la tierra: la posteridad de los justos es bendecida. R.
En su casa habrá abundancia y riqueza, su generosidad permanecerá para siempre. Para los buenos brilla una luz en las tinieblas: es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo. R.
Dichoso el que se compadece y da prestado, y administra sus negocios con rectitud. El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre. R.
ALELUYA Cfr. Apoc 1, 5
Aleluya. Jesucristo, eres el testigo fiel, el primero que resucitó de entre los muertos; nos amaste y nos purificaste de nuestros pecados, por medio de tu sangre. Aleluya.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y les dijo: “Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías. De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes. Envió a un tercero, y a este lo mataron, y también golpearon o mataron a muchos otros. Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: ‘Respetarán a mi hijo’. Pero los viñadores se dijeron: ‘Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra’. Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros. ¿No han leído este pasaje de la Escritura: ‘La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos’?” Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron.
Palabra del Señor.
Comentario: Los contratos cuidan los intereses entre las partes. En este caso, Dios confía su creación a la humanidad y a cada persona en particular. ¿Se es consciente de cuanto se ha recibido de él? ¿O crees tú haber decido nacer? ¿O el mundo es obra tuya? ¿Cómo administras lo que gratuitamente has recibido?