Santos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno, o., y d. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: Éf 4, 1-7. 11-13; Sal 22, 1-6; Mt 23, 8-12.
Prefacio de Navidad. 8ª de la Navidad del Señor – Semana I del Salterio.
Reseña
San Basilio nació en el año 330. Durante algún tiempo experimentó la soledad del desierto. Llegó a ser obispo de Cesarea y se destacó como un gran predicador. Aún se conservan muchas de sus homilías. Su amigo, san Gregorio Nacianceno, también tuvo una vida eremítica en el desierto. Se destacó como un gran teólogo. Ambos participaron activamente en el Concilio de Constantinopla (año 381), y redactaron una obra de espiritualidad llamada Filocalia, la cual permitió un gran impulso a la vida monacal.
LECTURA 1Jn 2, 22-28
Lectura de la primera carta de san Juan.
Hijos míos: ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo: el que niega al Padre y al Hijo. El que niega al Hijo no está unido al Padre; el que reconoce al Hijo también está unido al Padre. En cuanto a ustedes, permanezcan fieles a lo que oyeron desde el principio: de esa manera, permanecerán también en el Hijo y en el Padre. La promesa que Él nos hizo es ésta: la Vida eterna. Esto es lo que quería escribirles acerca de los que intentan engañarlos. Pero la unción que recibieron de Él permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Y ya que esa unción los instruye en todo y ella es verdadera y no miente, permanezcan en Él, como ella les ha enseñado. Sí, permanezcan en Él, hijos míos, para que cuando Él se manifieste, tengamos plena confianza, y no sintamos vergüenza ante Él en el día de su Venida.
Palabra de Dios.
Comentario: Ante la posibilidad de que se aparten del camino del Maestro, siguiendo a otros mesías y salvadores (Anticristos), san Juan invita a la comunidad cristiana a mantenerse fiel a las enseñanzas de Jesucristo, quien fuera ungido por Dios para que conozcan la verdad y mantengan despierta la esperanza de su venida definitiva.
SALMO Sal 97, 1-4
R. ¡El Señor manifestó su victoria!
Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios. Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos. R.
ALELUIA Heb 1, 1-2
Aleluia. Después de haber hablado a nuestros padres por medio de los profetas, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo. Aleluia.
EVANGELIO Jn 1, 19-28
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Éste es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: “¿Quién eres tú?”, él confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: “Yo no soy el Mesías”. “¿Quién eres, entonces?”, le preguntaron. “¿Eres Elías?”. Juan dijo: “No”. “¿Eres el Profeta?”. “Tampoco”, respondió. Ellos insistieron: “¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”. Y él les dijo: “Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”. Algunos de los enviados eran fariseos, y volvieron a preguntarle: “¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?”. Juan respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: Él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia”. Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
Palabra del Señor.
Comentario: Juan el Bautista se autodefine como la “voz que grita en el desierto”, mientras vive precisamente en el desierto, lugar bíblico privilegiado para encontrarse con Dios, donde comprende que el Mesías ya está presente y que no es reconocido. El Bautista nos enseña a tomar un poco de distancia, del vértigo cotidiano, para experimentar a Dios en nosotros.