Juana Fernández nace en Santiago de Chile el 13 de julio del año 1900 en el seno de una familia acomodada y cristiana. Ya a los 6 años va con su madre a misa, casi a diario y le invade el deseo de comulgar como ella. A los 10 años realiza la Primera Comunión, y desde entonces lleva una gozosa vida eucarística y mariana. A los 14 años Jesús le da a entender que la quiere solo para él. A los 17 años manifiesta su deseo de hacerse carmelita. Es una joven muy bella, afable, simpática, deportista, alegre, equilibrada. En mayo del año 1919, a los 19 años, ingresa en el monasterio carmelita de Los Andes, adoptando el nombre de Teresa de Jesús. Se ofrece a Dios como “hostia pura por la salvación del mundo”; decía que “Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca”. Durante el noviciado enferma de tifus, el que la lleva a la tumba en abril del año 1920, habiendo emitido los votos antes de morir. Juan Pablo II la beatificó en su visita a Chile, en el año 1987, y la canonizó en el año 1993. Es la primera santa chilena, y la primera santa carmelita americana.