Santa Isabel de Hungría, r. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: 1Jn 3, 14-18; Sal 33, 2-11; Lc 6, 27-38. Prefacio de los santos
Reseña: Isabel nace en el año 1207, hija del rey Andrés II (Hungría). A los 14 años la casan con Luis, príncipe de Turingia (Alemania), anclando su amor conyugal en Dios y en los necesitados. Al quedar viuda, con tres hijos, sus cuñados le sustraen todo su patrimonio y a sus hijos. Una vez asegurado el futuro de sus hijos, se hace terciaria franciscana y se retira a una casa pobre, al lado de la cual construye un hospital, donde atiende a los enfermos. En el año 1231 alcanza al “Dueño de su alma” y a su amado esposo.
LECTURA Apoc 5, 1-10
Lectura del libro del Apocalipsis.
Yo, Juan, vi en la mano derecha de Aquel que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un Ángel poderoso que proclamaba en alta voz: “¿Quién es digno de abrir el libro y de romper sus sellos?”. Pero nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de ella, era capaz de abrir el libro ni de leerlo. Y yo me puse a llorar porque nadie era digno de abrir el libro ni de leerlo. Pero uno de los Ancianos me dijo: “No llores: ha triunfado el León de la tribu de Judá, el Retoño de David, y él abrirá el libro y sus siete sellos”. Entonces vi un Cordero que parecía haber sido in- molado: estaba de pie entre el trono y los cuatro Seres Vivientes, en medio de los veinticuatro Ancianos. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra. El Cordero vino y tomó el libro de la mano derecha de Aquel que estaba sentado en el trono. Cuando tomó el libro, los cuatro Seres Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron ante el Cordero. Cada uno tenía un arpa, y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los Santos, y cantaban un canto nuevo, diciendo: “Tú eres digno de tomar el libro y de romper los sellos, porque has sido inmolado, y por medio de tu Sangre has rescatado para Dios a hombres de todas las familias, lenguas, pueblos y naciones. Tú has hecho de ellos un reino sacerdotal para nuestro Dios, y ellos reinarán sobre la tierra”. Palabra de Dios.
Comentario: El cristiano tiene una fe que compromete activamente con las situacio- nes y desafíos que se le presentan. El profeta que llora representa quienes han perdido la fe e incluso el sentido de la vida; justamente a ellos, el ángel los invita a creer en Jesús y a colaborar en su obra.
SALMO Sal 149, 1-6. 9
R. ¡Nos has hecho reyes y sacerdotes para nuestro Dios!
Canten al Señor un canto nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que Israel se alegre por su Creador y los hijos de Sión se regocijen por su Rey. R.
Celebren su nombre con danzas, cán- tenle con el tambor y la cítara, porque el Señor tiene predilección por su pueblo y corona con el triunfo a los humildes. R.
Que los fieles se alegren por su gloria y canten jubilosos en sus fiestas. Glorifiquen a Dios con sus gargantas: este es un honor para todos sus fieles. R.
ALELUIA Cfr. Sal 94, 7-8
Aleluia. Escuchen la voz del Señor, no endurezcan su corazón. Aleluia.
EVANGELIO Lc 19, 41-44
Evangelio de nuestro Señor Jesucris-to según san Lucas.
Cuando Jesús estuvo cerca de Jeru- salén y vio la ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: “¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios”. Palabra del Señor.
Comentario: Jesús llora sobre Jerusalén porque no fue allí reconocido como Hijo de Dios. De haber sido el centro del mundo, Jerusalén se convertirá en una ciudad más del planeta. El centro religioso se irá trasladando, poco a poco, en las personas que creen y se comprometen con Dios y sus semejantes.