San Mateo, ap. y ev. (F). Rojo.
Gloria. Prefacio de los apóstoles.
Comienza la primavera. Día internacional de la paz. Día de la radio.
Reseña
Mateo, llamado también Leví, es natural de Cafarnaún, donde ejerce su rentable oficio de recaudador de impuestos, que le merece ser detestado como colaboracionista de los opresores romanos. Pero Jesús no tiene prejuicios, se le acerca y lo llama: “Sígueme”. Y Mateo responde sin más con plena disponibilidad, libre del dinero y de su mala fama. Escribe su evangelio, que es una catequesis para el pueblo judío, pero con apertura a la salvación universal. Es el único evangelista que refiere las palabras de Jesús sobre las riquezas y que muestran la sinceridad de su desprendimiento: “No acumulen tesoros en la Tierra”, “No pueden servir a Dios y al dinero”. Y también aquellas sobre la limosna: “Cuando des limosna, que no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha”. Tal vez lo escribió para suplir su ausencia al partir para otras naciones. Es probable que haya evangelizado en Persia, y con más seguridad en Etiopía, donde convirtió a la hija del rey, que luego fue santa Ifigenia, virgen. Unas fuentes afirman que no fue mártir, y otras que fue lapidado, quemado y decapitado en Etiopía. Sus reliquias fueron llevadas en el siglo X a Salerno (Italia), donde se veneran todavía hoy.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Yo, que estoy preso por el Señor, les exhorto a comportarse de una manera digna de la vocación que han recibido. Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu, mediante el vínculo de la paz. Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en todos. Sin embargo, cada uno de nosotros ha recibido su propio don, en la medida que Cristo los ha distribuido. Él comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto y a la madurez que corresponde a la plenitud de Cristo.
Palabra de Dios.
Comentario: Desde la prisión, donde se encontraba a causa de su fe, Pablo invita a los efesios a actuar en forma coherente la vocación cristiana recibida. Esta coherencia se expresa mejor cuando se cultiva el don entregado por Dios a cada uno, sólo y siempre para edificación de la Iglesia y para vivir en armonía con los demás integrantes de la comunidad de fe.
R. Resuena su eco por toda la tierra.
El cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos: un día transmite al otro este mensaje y las noches se van dando la noticia. R.
Sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz, resuena su eco por toda la tierra, y su lenguaje, hasta los confines del mundo. R.
ALELUIA
Aleluia. A ti, Dios, te alabamos y cantamos; a ti, Señor, te alaba el coro celestial de los Apóstoles. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús, al pasar, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con Él y sus discípulos. Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: “¿Por qué vuestro Maestro come con publicanos y pecadores?”. Jesús, que había oído, respondió: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan qué significa: “Prefiero la misericordia al sacrificio”. Porque Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Palabra del Señor.
Comentario: El llamado de Mateo demuestra la coherencia de Jesús: sus palabras y acciones eran las mismas. Él vino a buscar a los pecadores y, por ello, no duda en sentarse a comer con ellos y elegir a uno para sumarlo entre sus colaboradores. Algunos lo cuestionan… pero Mateo no lo defraudó: será uno de los autores del Evangelio que evangelizará Persia y morirá mártir.