San Marcos, evangelista. (F). Rojo.
Gloria. Prefacio de Apóstoles II.
Reseña
Los libros del Nuevo Testamento le dan el nombre hebreo de Juan; en romano le llaman Marcos, y a veces Juan Marcos. Es hijo de una tal María, en cuya casa de Jerusalén se reúnen los primeros cristianos, y donde se refugia Pedro al salir milagrosamente de la cárcel. San Pedro lo llama “hijo mío”, y lo tiene como compañero de viajes misioneros al Oriente y a Roma, donde Marcos escribe su evangelio. Es llamado el “intérprete de Pedro”, pues al no haber visto a Jesús, narra las palabras y hechos del Maestro según los va aprendiendo de viva voz en la evangelización de Pedro. Además de la familiaridad con éste, Marcos tiene la suerte de compartir una prolongada comunidad de vida con san Pablo, al que conoce en el año 44, con motivo de la colecta llevada de Antioquía a Jerusalén por Pablo y Bernabé, de quien Marcos es sobrino. Al regreso se va con ellos, y los tres evangelizan en Chipre. Pero cuando Pablo proyecta un viaje más riesgoso, Marcos regresa a Jerusalén. Al fin vuelve al lado de Pablo encarcelado en Roma. No se sabe con seguridad si murió de muerte natural o si fue martirizado hacia el año 68.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pedro.
Queridos hermanos: Que cada uno se revista de sentimientos de humildad para con los demás, porque Dios se opone a los orgullosos y da su ayuda a los humildes. Humíllense bajo la mano poderosa de Dios, para que Él los eleve en el momento oportuno. Descarguen en Él todas sus inquietudes, ya que Él se ocupa de ustedes. Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo padecen los mismos sufrimientos que ustedes. El Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna en Cristo Jesús, después que hayan padecido un poco, los restablecerá y confirmará, los hará fuertes e inconmovibles. ¡A Él sea la gloria y el poder eternamente! Amén. Les escribo estas breves palabras por medio de Silvano, a quien considero un hermano fiel, para exhortarlos y atestiguar que ésta es la verdadera gracia de Dios: permanezcan adheridos a ella. La Iglesia de Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos. Salúdense los unos a los otros con un beso de amor fraternal. Que descienda la paz sobre ustedes, los que están unidos a Cristo.
Palabra de Dios.
Comentario: A la comunidad que se dirige Pedro, le recomienda cultivar la humildad, la sobriedad, la vigilancia, el amor, el agradecimiento y la paz. Y reconoce la ayuda de Silvano y Marcos, con quienes él comparte la vida y la fe. Estos valores señalados y reconocidos, por el Apóstol, favorecen el desarrollo y la difusión de la fe.
R. ¡Cantaré eternamente tu misericordia, Señor!
Cantaré eternamente el amor del Señor, proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. Porque Tú has dicho: “Mi amor se mantendrá eternamente, mi fidelidad está afianzada en el cielo”. R.
El cielo celebre tus maravillas, Señor, y tu fidelidad en la asamblea de los santos, porque, ¿quién es comparable al Señor en las alturas? ¿Quién es como el Señor entre los hijos de Dios? R.
¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte! Ellos caminarán a la luz de tu rostro; se alegrarán sin cesar en tu Nombre, serán exaltados a causa de tu justicia. R.
Aleluya. Nosotros predicamos a un Cristo crucificado, fuerza y sabiduría de Dios. Aleluya.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús resucitado se apareció a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que no crea se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán”. Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.
Palabra del Señor.
Comentario: ¿Cómo se vive a nivel personal y comunitario, este mandato de Jesús? Más aún vale plantearse esta pregunta en la fiesta de san Marcos quien, con el resto de los Apóstoles, cumplió hasta la muerte la misión encomendada por su Maestro. Ir por el mundo significa mantener viva la fe y los valores que de ella se desprenden, como nos motivó Juan Pablo II con aquél lema de “remar mar adentro”.