San Luis Gonzaga, r. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: 1Jn 5, 1-5; Sal 15, 1-2. 5. 7-8. 11; Mt 22, 34- 40.
Reseña: Nació en Mantua (Italia) en el año 1568. Su madre le enseñó la vida de fe, mientras su padre lo soñaba un gran militar. Carlos Borromeo le dio la primera comunión y san Roberto Belarmino fue su consejero. Al manifestar su decisión de consagrarse a Dios, su padre lo mandó a viajar para que olvidara la idea. Repetía: “¿Qué es todo esto frente a la eternidad?” Ingresó a los jesuitas en el año 1583, con el deseo de ser sacerdote. Cuidando a los enfermos de peste en Roma, se contagió, falleciendo poco antes de la ordenación, en el año 1591.
LECTURA 2Rey 19, 9-11. 14-21. 31-36
Lectura del segundo libro de los Reyes.
Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías para decirle: «Hablen así a Ezequías, rey de Judá: Que no te engañe tu Dios, en quien confías, haciéndote pensar que Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria. Tú has oído, seguramente, lo que hicieron los reyes de Asiria a todos los países, al consagrarlos al exterminio total. ¿Y tú te vas a librar?» Ezequías tomó la carta de la mano de los mensajeros y la leyó. Después subió a la Casa del Señor, la desplegó delante del Señor y oró, diciendo: «Señor de los ejércitos, Dios de Israel, que tienes tu trono sobre los querubines: Tú solo eres el Dios de todos los reinos de la tierra, Tú has hecho el cielo y la tierra. Inclina tu oído, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha mandado decir, para insultar al Dios viviente. Es verdad, Señor, que los reyes de Asiría han arrasado todas las naciones y sus territorios. Ellos han arrojado sus dioses al fuego, porque no son dioses, sino obra de las manos del hombre, nada más que madera y piedra. Por eso los hicieron desaparecer. Pero ahora, Señor, Dios nuestro, ¡sálvanos de su mano, y que todos los reinos de la tierra reconozcan que Tú solo, Señor, eres Dios!» Isaías, hijo de Amós, mandó a decir a Ezequías: «Así habla el Señor, Dios de Israel: Tú me has dirigido una súplica acerca de Senaquerib, rey de Asiria, y yo la he escuchado. Esta es la palabra que el Señor ha pronunciado contra él: Te desprecia, se burla de ti, la virgen hija de Sión; a tus espaldas mueve la cabeza la hija de Jerusalén. Porque de Jerusalén saldrá un resto, y del monte Sión, algunos sobrevivientes. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto. Por eso, así habla el Señor acerca del rey de Asiria: Él no entrará en esta ciudad, ni le lanzará una flecha; no la enfrentará con el escudo, ni le levantará contra ella un terraplén. Se volverá por el mismo camino, sin entrar en esta ciudad –oráculo del Señor–. Yo protegeré a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David, mi servidor». Aquella misma noche, el Ángel del Señor salió e hirió en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil hombres. Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, emprendió el regreso y se quedó en Nínive. Palabra de Dios.
Comentario: Israel estaba amenazado por los asirios, siendo conminado a la rendición. Sin embargo, el Ángel del Señor salvó a Israel de la invasión y el desastre final. Señor, ven en nuestro auxilio, también hoy estamos entristecidos por la guerra, la droga, el egoísmo, la superficialidad, etcétera.
SALMO Sal 47, 2-4. 10-11
R. El Señor afianzó para siempre su Ciudad.
El Señor es grande y digno de alabanza, en la Ciudad de nuestro Dios. Su santa Montaña, la altura más hermosa, es la alegría de toda la tierra. R.
La Montaña de Sión, la Morada de Dios, es la Ciudad del gran Rey: el Señor se manifestó como un baluarte en medio de sus palacios. R.
Nosotros evocamos tu misericordia en medio de tu Templo, Señor. Tu alabanza, lo mismo que tu renombre, llega hasta los confines de la tierra; tu derecha está llena de justicia. R.
ALELUIA Jn 8, 12
Aleluia. «Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la Vida», dice el Señor. Aleluia.
EVANGELIO Mt 7, 6. 12-14
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: No den las cosas sagradas a los perros, ni arrojen sus perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra ustedes para destrozarlos. Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí. Pero es angosta la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida, y son pocos los que lo encuentran. Palabra del Señor.
Comentario: El hacer por los demás lo que deseamos que hagan ellos por nosotros, no es una idea original de Jesús, pero, escuchado de su boca, nos recuerda el mandamiento del amor a Dios y a los hermanos, reforzando nuestra exigencia a la fraternidad, permitiendo así que el otro sea realmente el más importante.