San Lorenzo, di., y mr. (F). Rojo.
Gloria. Prefacio de los santos mártires. Día del diácono.
Lorenzo nace en el siglo III. Huesca, Valencia y Córdoba (España) se disputan su cuna. Muy joven viaja a Roma, y el papa Sixto II lo nombra su diácono administrador. En el año 257 el emperador Valeriano ordena una cruel persecución. El papa Sixto es llevado al martirio. Por el camino le sale al encuentro Lorenzo, y el Papa le dice: “A ti, hijo mío, te aguardan más rigurosos suplicios y más gloriosa victoria. Anda a repartir a los pobres los tesoros de la Iglesia”. Los verdugos revelan al prefecto la orden del Papa a Lorenzo, y manda al diácono que le entregue esos tesoros. A los tres días, con una procesión de pobres, ciegos, cojos, mancos, a quienes había repartido los bienes de la Iglesia, el diácono se presenta al prefecto diciendo: “Éstos son los tesoros de la Iglesia”. Al sentirse burlado, el gobernante ordena poner a Lorenzo sobre una parrilla al rojo vivo. Sin mostrar dolor, reta al tirano: “Ya estoy asado por una parte; dame la vuelta y come”. Por fin expira exclamando: “Gracias te doy, Señor y Dios mío, porque me has concedido entrar por las puertas de tu bienaventuranza”. Era el 10 de agosto del año 258.
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto.
Hermanos: Sepan que el que siembra mezquinamente tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que siembra con generosidad cosechará abundantemente. Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría. Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras. Como dice la Escritura: “El justo ha prodigado sus bienes: dio a los pobres y su justicia permanece eternamente”. El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta también les dará a ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia.
Palabra de Dios.
Comentario: Pablo realiza una colecta a favor de los pobres, pero invitando a los corintios a realizarla según el corazón, más que por una obligación; una generosidad inspirada en el amor más que por una solicitud de quienes la organizan. Nuestra vida cristiana, ¿responde al corazón o a una obligación fría?
R. ¡Feliz el que se compadece y da prestado!
Feliz el hombre que teme al Señor y se complace en sus mandamientos: su descendencia será fuerte en la tierra, la posteridad de los justos es bendecida. R.
Dichoso el que se compadece y da prestado, y administra sus negocios con rectitud. El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre. No tendrá que temer malas noticias: su corazón está firme, confiado en el Señor. R.
Su ánimo está seguro, no temerá, hasta que vea derrotados a sus enemigos. Él da abundantemente a los pobres: su generosidad permanecerá para siempre, y alzará su frente con dignidad. R.
ALELUYA Jn 8, 12
Aleluya. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida. Aleluya.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida la perderá; pero el que odia su vida en este mundo la conservará para la Vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde Yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme será honrado por mi Padre”.
Palabra del Señor.
Comentario: El ejemplo del grano de trigo grafica nuestro encuentro con Dios e inicio del discipulado cristiano. Dios nos invita a morir a nuestros proyectos para proponernos otros, a cambiar comportamientos que necesitan adecuarse, o a emigrar a otras tierras, etc. Ser discípulos de Jesús es una experiencia de conversión continua.