San Francisco de Sales, o. y d. (MO).
Leccionario Santoral: Éf 3, 8-12; Sal 36, 3-6. 30-31; Jn 15, 9-7.
Reseña
Nace en el año 1567 en Annecy (Francia). Fue obispo de Ginebra y, junto con santa Juana Francisca de Chantal, cofundador de la Orden de la Visitación de la Bienaventurada Virgen María. Pasaba muchas horas en oración y, habiendo tenido posibilidades de ejercer su ministerio en lugares más pudientes, optó por seguir entre los más pobres. Es patrono de los periodistas, reconociendo su buena pluma en las controversias con los hermanos separados. San Juan Bosco lo eligió como protector de su familia salesiana. Fallece el día 28 de diciembre del año 1622, en la ciudad de Lyon (Francia).
LECTURA Heb 9, 1-3. 6-7. 11-14
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: La primera Alianza tenía un ritual para el culto y un santuario terrestre. En él, se instaló un primer recinto, donde estaban el candelabro, la mesa y los panes de la oblación: era el lugar llamado Santo. Luego, detrás del segundo velo había otro recinto, llamado el Santo de los santos. Dentro de este ordenamiento, los sacerdotes entran siempre al primer recinto para celebrar el culto. Pero al segundo, sólo entra una vez al año el Sumo Sacerdote, llevando consigo la sangre que ofrece por sus faltas y las del pueblo. Cristo, en cambio, ha venido como Sumo Sacerdote de los bienes futuros. Él, a través de una Morada más excelente y perfecta que la antigua –no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado– entró de una vez por todas en el Santuario, no por la sangre de chivos y terneros, sino por su propia sangre, obteniéndonos así una redención eterna. Porque si la sangre de chivos y toros y la ceniza de ternera, con que se rocía a los que están contaminados por el pecado, los santifica, obteniéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por obra del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que llevan a la muerte, para permitirnos tributar culto al Dios viviente! Palabra de Dios.
Comentario: El autor de la carta a los hebreos, posiblemente un discípulo de san Pablo, compara la Antigua con la Nueva Alianza. En la primera, se ofrecían animales expiatorios, mientras que en la Nueva, el sacrificio fue del mismo Jesús en la cruz, ofrecimiento que se actualiza en cada eucaristía.
SALMO Sal 46, 2-3. 6-9
R. ¡El Señor asciende entre aclamaciones!
Aplaudan, todos los pueblos, aclamen al Señor con gritos de alegría; porque el Señor, el Altísimo, es temible, es el soberano de toda la tierra. R.
El Señor asciende entre aclamaciones, asciende al sonido de trompetas. Canten, canten a nuestro Dios, canten, canten a nuestro Rey. R.
El Señor es el Rey de toda la tierra, cántenle un hermoso himno. El Señor reina sobre las naciones, el Señor se sienta en su trono sagrado. R.
ALELUIA Cfr. Hech 16, 14
Aleluia. Señor, toca nuestro corazón, para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluia.
EVANGELIO Mc 3, 20-21
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: “Es un exaltado”. Palabra del Señor.
Comentario: Pensemos cuanto le acontece a Jesús: sus familiares lo consideran un “exaltado”; entre estos molestos familiares no se encontraban María y José, quienes habían entendido que él debía ocuparse de las cosas de su Padre. Esta incomprensión la pueden sufrir las personas que se dedican intensamente al bien comunitario.