San Juan Crisóstomo, o. y d. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: Ef 4, 1-7. 11-13; Sal 39, 2. 4. 7-10; Mc 4, 1-10. 13-20.
Reseña
Juan nace en Antioquía (Siria) hacia el año 349. Su madre, Antusa, hoy santa, enviuda a los 20 años. Juan es bautizado a los 18 años. A partir de entonces se entrega a la vida monástica en su propia casa. Al fallecer su madre, se retira al desierto por seis años. Llamado a la ciudad, es ordenado diácono, y luego recibe el sacerdocio. Su especialidad pastoral es la predicación, en la que sobresale por su oratoria, amplia cultura y gran fe. De ahí el sobrenombre de “Crisóstomo” (boca de oro). En el año 397 es nombrado patriarca de Constantinopla. Y emprende una impresionante actividad pastoral y organizativa: reforma del clero, evangelización de los campesinos, fundación de hospitales, lucha contra las herejías, sermones encendidos con los que enseña, reprocha y corrige la vida licenciosa de monjes, sacerdotes, obispos, cortesanos y de la misma emperatriz Eudoxia, la cual, en venganza y en complicidad con algunos obispos, lo destierra. Invitado a regresar por el emperador Arcadio, es recibido con júbilo por el pueblo. Pero a los dos meses es desterrado de nuevo. Camino del destierro, a orillas del Mar Negro, sube al cielo diciendo: “Gloria a Dios por todo. Amén”. Era el 14 de septiembre del año 407.
LECTURA 1Tim 1, 1-2. 12-14
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a Timoteo.
Pablo, Apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios, nuestro Salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza, saluda a Timoteo, su verdadero hijo en la fe. Te deseo la gracia, la misericordia y la paz que proceden de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor. Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, porque me ha fortalecido y me ha considerado digno de confianza, llamándome a su servicio a pesar de mis blasfemias, persecuciones e insolencias anteriores. Pero fui tratado con misericordia, porque cuando no tenía fe, actuaba así por ignorancia. Y sobreabundó en mí la gracia de nuestro Señor, junto con la fe y el amor de Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
Comentario: Como en todas sus cartas, Pablo fundamenta el origen divino de su vocación como apóstol, donde queda claro que todo ministerio eclesial no responde a ninguna delegación humana y que, además, Dios no busca solamente a los “perfectos”. En efecto, Pablo se presenta como el blasfemo y el perseguidor que Dios ha elegido, predilección explicable sólo por su amor.
R. ¡Tú eres la parte de mi herencia, Señor!
Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti. Yo digo al Señor: «Señor, Tú eres mi bien». El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡Tú decides mi suerte! R.
Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: Él está a mi lado, nunca vacilaré. R.
Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha. R.
ALELUIA Cfr. Jn 17, 17
Aleluia. Tu palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad. Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: «No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes». Les hizo también esta comparación: «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo? El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro. ¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: “Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo”, tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano».
Palabra del Señor.
Comentario: ¿Somos buenos o creemos serlos? La invitación de Jesús es a mirar nuestras miserias antes que las de los demás. ¡Con cuanta facilidad caemos en juzgar y condenar! ¿Nos acusamos nosotros o nos creemos más justos que nuestros semejantes? ¿Cuántas veces al año nos acercamos a un sacerdote para pedir perdón a Dios por nuestros pecados?