San Agustín, obispo y doctor (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: 1Jn 4, 7-16; Sal 118, 9-14; Mt 23, 8-12.
Reseña
El año 354 nace en Tagaste (África). Pronto se revela un talento excepcional. Educado en la fe cristiana, llega a extraviarse con malas compañías. Todavía adolescente, convive con una joven, y tienen un hijo que muere a tierna edad. Viaja a Cartago para continuar sus estudios, y luego a Roma, donde abre una escuela de retórica. Una grave enfermedad pone su vida en peligro. Pero se cura. Viaja a Milán para ocupar la cátedra de retórica. Allí conoce al obispo san Ambrosio, y allí lo encuentra su madre que lo buscaba. Gracias a las oraciones y consejos de Mónica y del santo obispo, Agustín se convierte y se llena de luz y paz. En el año 387 Ambrosio lo bautiza. Al morir su madre en Ostia, regresa a Tagaste. Reparte sus bienes a los pobres, entra en un monasterio y empieza una vida austera, de oración y estudio. Es ordenado sacerdote en el año 391, y en el año 397, por aclamación popular, es consagrado obispo de Hipona. Escribe obras magníficas, como sus Confesiones y La ciudad de Dios. Agustín, antes fascinado por la belleza física y el placer, ahora se dirige a Dios: “Tarde te amé, Belleza tan antigua y tan nueva; tarde te amé. Tú estabas dentro de mí y yo estaba fuera, y fuera te buscaba… Te he gustado, y ahora tengo hambre y sed de ti”. El 28 de agosto del año 430, agradeciendo a Dios por tanto amor, viaja al paraíso eterno.
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica.
Recuerden, hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga: cuando les predicábamos la Buena Noticia de Dios, trabajábamos día y noche para no serles una carga. Nuestra conducta con ustedes, los creyentes, fue siempre santa, justa e irreprochable: ustedes son testigos, y Dios también. Y como recordarán, los hemos exhortado y animado a cada uno personalmente, como un padre a sus hijos, instándoles a que lleven una vida digna de Dios, que los está llamando a su Reino y a su gloria. Nosotros, por nuestra parte, no cesamos de dar gracias a Dios, porque cuando recibieron la Palabra que les predicamos, ustedes la aceptaron no como palabra humana, sino como lo que es real mente, como Palabra de Dios, que actúa en ustedes, los que creen.
Palabra de Dios.
Comentario: Pablo sigue presentándose a la comunidad de Tesalónica como modelo del evangelizador sea por su conducta como por sus motivaciones; incluso argumenta no ser un peso y de ganarse el pan con sus manos, sin exigir ningún pago por su trabajo misionero, como lo hacen otros. ¿Cómo quedamos si nos miramos en la foto de Pablo?
R. ¡Señor, Tú me sondeas y me conoces!
¿A dónde iré para estar lejos de tu espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia? Si subo al cielo, allí estás Tú; si me tiendo en el Abismo, estás presente. R.
Si tomara las alas de la aurora y fuera a habitar en los confines del mar, también allí me llevaría tu mano y me sostendría tu derecha. R.
Si dijera: «¡Que me cubran las tinieblas y la luz sea como la noche a mi alrededor!», las tinieblas no serían oscuras para ti y la noche sería clara como el día. R.
ALELUYA 1Jn 2, 5
Aleluya. El amor de Dios ha llegado a su plenitud, en aquél que cumple la palabra de Cristo. Aleluya.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús habló diciendo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre! Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: «Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas»! De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmen entonces la medida de sus padres!
Palabra del Señor.
Comentario: Los judíos pintaban las tumbas para poder divisarlas y esquivarlas porque las consideraban impuras. Al llamar “sepulcros blanqueados” a los escribas y fariseos, Jesús propone evitarlos para no contaminarse con sus hipocresías y falsedades. Cuando nuestras palabras y obras se condicen, atraemos a muchos al seguimiento de Jesús.