San Jerónimo, p. y d. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: 2Tim 3, 14-17; Sal 118, 9-14; Mt 13, 47-52.
Concluye el Mes de la Biblia.
LECTURA Zac 2, 5-9.14-15
Lectura de la profecía de Zacarías.
Yo levanté los ojos, y tuve una visión: Había un hombre que tenía en la mano una cuerda de medir. Entonces le pregunté: «¿A dónde vas?». Él me respondió: «Voy a medir Jerusalén, para ver cuánto tiene de ancho y cuánto de largo». Mientras el ángel que hablaba conmigo estaba allí, otro ángel le salió a su encuentro y le dijo: «Corre, habla a ese joven y dile: Jerusalén será una ciudad abierta por la gran cantidad de hombres y animales que habrá en ella. Yo seré para ella –oráculo del Señor– una muralla de fuego a su alrededor, y seré su Gloria en medio de ella». Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión: porque Yo vengo a habitar en medio de ti –oráculo del Señor–. Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para Él y habitarán en medio de ti. Palabra de Dios.
Comentario: El profeta anima a la esperanza de un tiempo nuevo: Dios será de todos y para todos; Jerusalén será un lugar abierto, no cerrado para otros pueblos. Por eso mismo, la alegría invadirá a toda la nación. Es Dios quien viene y habitará en medio de su pueblo.
SALMO Sal [Jer] 31, 10-12. 13
R. ¡El Señor nos cuidará como un pastor!
¡Escuchen, naciones, la palabra del Señor, anúncienla en las costas más lejanas! Digan: «El que dispersó a Israel lo reunirá, y lo cuidará como un pastor a su rebaño». R.
Porque el Señor ha rescatado a Jacob, lo redimió de una mano más fuerte que él. Llegarán gritando de alegría a la altura de Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R.
Entonces la joven danzará alegremente, los jóvenes y los viejos se regocijarán; Yo cambiaré su duelo en alegría, los alegraré y los consolaré de su aflicción. R.
ALELUIA Cfr. 2Tim 1, 10
Aleluia. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia. Aleluia.
EVANGELIO Lc 9, 43-45
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Mientras todos se admiraban por las cosas que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: «Escuchen bien esto que les digo: El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres». Pero ellos no entendían estas palabras: su sentido les resultaba oscuro, de manera que no podían comprenderlas, y temían interrogar a Jesús acerca de esto. Palabra del Señor.
Comentario: La revelación de Jesús sobre su final deja a los discípulos atónitos, ya que no esperaban algo así. Quizás aguardaban el triunfo del Reino, el aplastamiento de las naciones paganas, el poder de ganar al enemigo. Lo cierto es que “ellos no entendían”, porque Jesús no es para ser entendido, sino para ser creído.