Santo Tomás de Aquino, p. y d. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: Sab 7, 7-10. 15-16; Sab 118, 9 -14; mt 23, 8-12.
Prefacio de Pastores.
Reseña:Tomás de Aquino nace el año 1225 en Roccasecca, Aquino. Desde niño estudia en el Monasterio de Montecasino. Religioso sacerdote de la Orden de Predicadores (Dominicos). Alumno de Alberto Magno, luego con su pensamiento y escritos deja un aporte valioso a la teología que ha perdurado en el tiempo. Escribe aquello que contempla, en éxtasis, y lo contempla insignificante con relación a lo visto. Muere el 7 de marzo del año 1274, mientras se dirige a Lyón a participar del Concilio. Doctor de la Iglesia, llamado el “Doctor Angélico”. Patrono de las Universidades y estudiantes católicos.
LECTURA Heb 11, 1-2. 8-19
Lectura de la carta a los Hebreos.
Hermanos: La fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven. Por ella nuestros antepasados fueron considerados dignos de aprobación. Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de dios, partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia, sin saber adónde iba. Por la fe, vivió como extranjero en la Tierra prometida, habitando en carpas, lo mismo que Isaac y Jacob, herederos con él de la misma promesa. Porque Abraham esperaba aquella ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. También por la fe, Sara recibió el poder de concebir, a pesar de su edad avanzada, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. Y por eso, de un solo hombre, y de un hombre ya cercano a la muerte, nació una descendencia numerosa como las estrellas del cielo e incontable como la arena que está a la orilla del mar. Todos ellos murieron en la fe, sin alcanzar el cumplimiento de las promesas: las vieron y las saludaron de lejos, reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Los que hablan así demuestran claramente que buscan una patria; y si hubieran pensado en aquélla de la que habían salido, habrían tenido oportunidad de regresar. Pero aspiraban a una patria mejor, nada menos que la celestial. Por eso, dios no se avergüenza de llamarse “su Dios” y, de hecho, les ha preparado una ciudad. Por la fe, Abraham, cuando fue puesto a prueba, presentó a Isaac como ofrenda: él ofrecía a su hijo único, al heredero de las promesas, a aquél de quien se había anunciado: “de Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre”. Y lo ofreció, porque pensaba que Dios tenía poder aún para resucitar a los muertos. Por eso recuperó a su hijo, y esto fue como un símbolo. Palabra de Dios.
Comentario: Los ejemplos mencionados nos muestran cuántas actitudes diferentes pueden ser frutos de la fe, porque para cada uno, existía la certeza de que Dios quería hacer algo con ellos, y sus vidas serían fecundas de la manera que fuese.
SALMO Lc 1, 69-75
R. ¡Bendito sea el Señor!
Nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David, su servidor, como lo había anunciado mucho tiempo antes por boca de sus santos profetas. R.
Para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odian. Así tuvo misericordia de nuestros padres y se acordó de su santa Alianza. R.
Se acordó del juramento que hizo a nuestro padre Abraham de concedernos que, libres de temor, arrancados de las manos de nuestros enemigos, lo sirvamos en santidad y justicia bajo su mirada, durante toda nuestra vida. R.
ALELUIA Jn 3, 16
Aleluia. Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único; todo el que cree en él tiene Vida eterna. Aleluia.
EVANGELIO Mc 4, 35-41
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Un día, al atardecer, Jesús dijo a sus discípulos: “crucemos a la otra orilla”. Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron en la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: “¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?”. Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡cállate!”. El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. después les dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿cómo no tienen fe?”. Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: “¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?”. Palabra del Señor.
Comentario: Los Apóstoles son presa de un gran susto, como todos los que han experimentado la manifestación de Dios de modo particular. El temor de tener a Dios tan cerca es más fuerte que el miedo a la