Santa Clara, v. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: Flp 3, 8-14; Sal 15, 1-2. 5. 7-8. 11; Mt 19, 27-29.
LECTURA Hab 1, 12–2, 4
Lectura de la profecía de Habacuc.
¿No eres Tú, Señor, desde los tiempos antiguos, mi Dios, mi Santo, que no muere jamás? Tú, Señor, pusiste a ese pueblo para hacer justicia, Tú, mi Roca, lo estableciste para castigar. Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal y no puedes contemplar la opresión. ¿Por qué, entonces, contemplas a los traidores y callas cuando el impío devora a uno más justo que él? ¡Tú tratas a los hombres como a los peces del mar, como a reptiles, que no tienen jefe! ¡Él los pesca a todos con el anzuelo, los barre y los recoge con sus redes! Por eso se alegra y se regocija, y ofrece sacrificios e incienso a sus redes, porque gracias a ellas su porción es abundante y sus manjares, suculentos. ¿Vaciará sus redes sin cesar, masacrando a los pueblos sin compasión? Me pondré en mi puesto de guardia y me apostaré sobre el muro; vigilaré para ver qué me dice el Señor, y qué responde a mi reproche. El Señor me respondió y dijo: Escribe la visión, grábala sobre unas tablas para que se la pueda leer de corrido. Porque la visión aguarda el momento fijado, ansía llegar a término y no fallará; si parece que se demora, espérala, porque vendrá seguramente, y no tardará. El que no tiene el alma recta, sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad. Palabra de Dios.
Comentario: El profeta busca que Dios le confirme si acaso ha sido su voluntad juzgar lo que está mal o bien, por medio de un pueblo malvado y belicoso. ¿Cómo ver la acción de Dios en medio de tanto horror y muerte? Habacuc se ve limitado y no tiene respuesta; no obstante, solo aquel que persevera en la confianza en Dios puede “madurar” y “discernir” que el mal es consecuencia del pecado.
SALMO Sal 9, 8-13
R. ¡No abandones a los que te buscan, Señor!
El Señor reina eternamente y establece su trono para el juicio: Él gobierna al mundo con justicia y juzga con rectitud a las naciones. R.
El Señor es un baluarte para el oprimido, un baluarte en los momentos de peligro. ¡Confíen en ti los que veneran tu Nombre, porque Tú no abandonas a los que te buscan! R.
Canten al Señor, que reina en Sión, proclamen entre los pueblos sus proezas. Porque Él pide cuenta de la sangre, se acuerda de los pobres y no olvida su clamor. R.
ALELUIA Cf. 2Tim 1, 10
Aleluia. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte e hizo brillar la vida, mediante la Buena Noticia. Aleluia.
EVANGELIO Mt 17, 14-20
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Un hombre se acercó a Jesús y, cayendo de rodillas, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron sanar». Jesús respondió: «¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí». Jesús increpó al demonio, y éste salió del niño, que desde aquel momento, quedó sano. Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?». «Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: “Trasládate de aquí a allá”, y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes». Palabra del Señor.
Comentario: La fe auténtica, aunque sea pequeña, es signo del poder de Dios. Por eso el reproche de Jesús es válido, porque aun sus discípulos, con su falta de fe, ponen en duda la fuerza salvadora de la Buena Noticia. A veces nos hace falta, como creyentes, recordar lo que nos dicen los evangelios: “Para Dios no hay nada imposible”.