Este libro es una buena carta de presentación de la obra de la filosofía de Henry. A lo largo de sus más de trescientas paginas, el pensador francés reflexiona sobre el concepto radical de “vida” desde la fenomenología, para ofrecer una nueva, original y vigorosa idea de la Verdad que brota del cristianismo.
Al poner de manera original la Verdad de la vida y la verdad del mundo, da entrada a la figura de Jesús de Nazaret entendiéndolo como Cristo. La idea de Dios hombre provoca en el pensador la necesidad de situarse dentro del movimiento de la vida para comprender la coherencia nacida de un primer Viviente a partir del cual todos los demás vivientes son posible.