en este escrito, el autor pretende contestar dos preguntas: (a) ¿Cómo asumir la condición de la fragilidad humana en la reflexión ética, sin caer un discurso unilateral culposo y pecaminoso?, y , por consiguiente, (b) ¿Cómo elaborar un discurso ético con una preceptiva de misericordia, sin traicionar el horizonte axilógico?.
Para contestar estas dos interrogantes, el escrito comienza con una reflexión sobre la identidad del ethos cristiano, destacando algunos temas que no suelen estar presentes en los Manuales de Teología Moral y termina aclarando una correcta relación entre Teología Moral y la Sagrada Escritura, ya que ésta es el corazón de toda la reflexión teológica al ser palabra revelada.