En Un Cuento de Perdón, la verdadera historia de amor a mí mismo, los personajes principales, en analogía a los seres humanos, son pingüinos porque es la única ave marina no voladora que ha convertido sus alas (capacidad de volar) en aletas para nadar en una sociedad dual, donde las emociones parecen negativas o positivas, las personas buenas o malas y hasta las cosas bonitas o feas. Otra más de pingüinos y humanos: la escucha es lo más importante como medio de comunicación, escuchamos aún debajo del “agua” (emociones).
¡Aprovechemos esa capacidad! En esta historia también los acompaña la morsa, un mamífero que tiene alta resistencia a bajas temperaturas, representa el área del cerebro en la que se dan las emociones que podemos dominar o dejar que nos domine.