Los profundos cambios que experimentó la sociedad chilena en los primeros años del siglo XX y que desencadenaron la llamada ”cuestión social”, tuvieron especial impacto en la realidad obrera y sindical. San Alberto Hurtado, en ese entonces solo un sacerdote jesuita, tuvo una relevante participación en las complejas situaciones que tensionaron el mundo laboral de esos años y definió una postura pastoral en el escenario de las luchas sindicales. La manera en la que el Padre Hurtado resolvió los desafíos de la época en la que vivió constituye hasta hoy una herramienta fundamental para una relación de trabajo más enriquecedora, productiva y dignificadora.