Este Rosario de la gestación no sólo nos ayuda a pedir sanación, sino también a dar gracias a Dios por el don de la vida, alabarlo por nuestra existencia y revivir nuestro deseo de servirlo.
Gustavo Jamut nos anima a recorrer, desde la oración y la contemplación de algunos misterios bíblicos, tales como la encarnación, la visitación o el nacimiento en Belén, nuestro propio camino de restauración, permitiendo que la gracia que brota de esos momentos salvíficos impregne nuestro ser y renueve, en nuestras mentes, el registro que tenemos de los primeros meses de vida.