En esta obra, el autor utiliza el recurso literario de poner en labios del Papa lo más significativo que dijo, escuchó y oró durante la vivista de tres días a nuestro país.
De este modo, el libro quiere interpretar en esta perspectiva el actuar de cada día, cada hora y diría de cada minuto, del Papa. Se ha escrito para prolongar el efecto de sus palabras; por supuesto, para recordarlas y pasarlas; a la vida cotidiana; para seguir en la honda en la que él no dejó; animados con el espíritu que él nos comunicó, con ganas de cambiar en lo que tienen que hacerlo nuestras vidas, para que podamos cambiar las de los demás.