La meta de la psicoterapia es ayudar a la persona a elaborar un proyecto que dé sentido a su existencia y a desarrollar el coraje para vivir conforme a él. Sólo hallaremos un sentido auténtico para nuestra vida si nos abrimos a una dimensión profunda. Una psicoterapia auténticamente espiritual puede construir el estímulo que necesitamos para encontrar y desbrozar el camino hacia las fuentes, tanto para nosotros como para los demás.