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Hay existencias
En una cultura posmoderna y neopagana, la voz de Dios no deja de inspirar a los profetas de nuestro tiempo, que, con valentía, sabiduría y fe en Cristo, intentan iluminar y orientar a una sociedad cada vez más secularizada y alejada de Dios. Porque no son pocas las dificultades y contrariedades que, dado el contexto, impiden vislumbrar ese pedazo de cielo aquí en la tierra. Es así, que, para el autor, vivimos una “crisis” que afecta a la vivencia de lo humano y lo divino: la radicalización de la ruptura de la cultura postmoderna con el cristianismo cada vez es mayor, donde “creer” debe convertirse en una nueva forma de corriente de amor y alegría de la que deriva la vida de cada persona. Esta meta la reafirma la gran constatación que encontramos ya en las primeras páginas del libro: “El evangelio está hecho a la medida de lo más auténticamente humano”.
Así, la imagen de la educación como una “levadura muy fecunda” para este s. XXI se constituye en una verdadera fuente de inspiración y motivación para alcanzar un desarrollo humano-espiritual, sobre todo en tiempos tan inciertos como los que vivimos. Dice el autor: “las instituciones educativas de este nuevo milenio necesitan alimentar, construir, renovar y difundir una verdadera mística humanista y evangélica, para influir humilde y positivamente en el devenir de la sociedad, la cultura y la misma historia. Es el desafío de la hora al cual están llamadas”. Del Papa Francisco es la gran afirmación, título de uno de los capítulos de libro:” No se puede cambiar el mundo si no se cambia la educación”.
A través de su identidad humana, cristiana, marianista y educativa, Arnaiz plantea la necesidad de una apertura al cambio, como también a una indispensable audacia y lucidez. Para él, “arriesgar con sentido” significa tener la humildad de admitir los errores del pasado y la sabiduría para aprender de ellos. Porque solo así es posible alcanzar la plenitud de “lo divino” en la medida en que nos empeñemos en lograr la plenitud de “lo humano”. Únicamente podemos llegar a ser más divinos haciéndonos más humanos. Además, ratifica y reafirma esta idea al puntualizar, que para encontrar “lo divino” lo que hay que hacer es dominar y vencer “lo humano”.
De este modo, el autor propone un proceso con el que quiere llegar a muchos corazones y provocar a sus interlocutores. Su libro es una inspiración y motivación para ayudar a poner al pueblo de Dios de pie y a vivir el cielo en la tierra. Por eso, en su calidad de educador y antropólogo, ―como buen marianista―, busca alcanzar, en los educadores, una innovación con sentido y una transformación diferencial, significativa, sostenible para generar seres humanos felices, fieles y fecundos.
En palabras del autor, “No hay duda de que vivimos en la tierra caminando hacia el cielo…”. En efecto, esa es la meta de su vida. Pero antes debemos caminar y ser en la tierra como queremos estar y ser en el cielo. Porque el cielo es el lugar al que llegaremos en “la tarde después de habernos examinado en el amor”, (San Juan de la Cruz).
Peso | 0.180 kg |
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