Juan Pablo II fue un santo que cambio la historia con la fuerza del amor que emano de su profunda y sincera fe en Dios. Una fe que le llevo a entregarse a los demás hasta el ultimo aliento de su fuerzas. «¡Dios es mas fuerte!», proclamo rudamente, e impulso a los jóvenes a desprenderse de sus temores: «¡No tengáis miedo de mirarlo a el!».
Mediante el relato que ponemos en sus manos es posible seguir el itinerario espiritual que al joven Karol Wojtyla lo llevo a ser sacerdote, obispo, arzobispo, papa y finalmente santo.