PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR. Blanco.
Gloria. Secuencia. Credo. Prefacio de Pascua.
Pascua es creer en la vida
María Magdalena fue al sepulcro para quedarse junto a la persona amada. No podía aceptar que la muerte la separe, porque Jesús era todo para ella. Su llanto demuestra cuánto lo quería.
Se pone en marcha cuando todavía es de noche. Camina en las sombras y con tinieblas en su interior. Llega al sepulcro y ve que la piedra fue removida y piensa que el Señor había sido ultrajado después de muerto, como si la crucifixión no hubiese sido suficiente para los enemigos de Jesús.
Corre para avisar a Simón Pedro y a Juan. Los tres vuelven corriendo. Llega antes el discípulo más joven que observó qué había pasado pero no entró.
Dos hombres, como el número de los testigos exigidos por el derecho hebreo, les dicen que el Señor estaba vivo porque había resucitado.
Ven y creen, dice sintéticamente el texto. Pero ven porque amaban al Señor y lo buscaron. No se quedaron esperando a ver qué pasaba, esperando una manifestación milagrosa que les despertara la fe.
Ven, creen pero no comprenden. Tal es la clara afirmación del evangelio frente a lo humanamente imposible de la resurrección. Jesús añadirá una bienaventuranza: Felices los que creen sin haber visto.
Nosotros creemos en la resurrección de los muertos aunque tampoco comprendemos. Pero la fe no se opone a la razón; la supera viendo la vida donde nuestro intelecto solo llega a la conclusión de que todo se acabó con la muerte. Así pensaban los que mataron a Jesús. Así piensa el que hoy sigue creyendo que la violencia y la muerte pueden traer soluciones a los problemas de la Humanidad.
La resurrección de Jesús es la victoria de la Humanidad sobre la violencia y la muerte. Si creemos en él, solo podemos creer en la vida y en quienes defienden la vida.
“Él también vio y creyó” (Jn 20, 8).
P. Aderico Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: En el evangelio de hoy, las mujeres y discípulos al llegar al sepulcro lo encuentran vacío. Creen, pero no comprenden. También nosotros creemos aunque tampoco comprenderemos todo, apoyados en la expresión de Jesús: “Felices los que crean sin haber visto” (Jn 20, 29).
1ª LECTURA Hech 10, 34. 37-43
Guía: Pedro relata la vida y muerte de Jesús, y sobre cómo luego se les apareció a ellos, siendo ahora testigos de él por todo el mundo.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
Pedro, tomando la palabra, dijo: “Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. Él pasó haciendo el bien y sanando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con Él. Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de los judíos y en Jerusalén. Y ellos lo mataron, suspendiéndolo de un patíbulo. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió que se manifestara, no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de antemano por Dios: a nosotros, que comimos y bebimos con Él, después de su resurrección. Y nos envió a predicar al pueblo, y a atestiguar que Él fue constituido por Dios Juez de vivos y muertos. Todos los profetas dan testimonio de Él, declarando que los que creen en Él reciben el perdón de los pecados, en virtud de su Nombre”. Palabra de Dios.
SALMO Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23
R. Este es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él.
O bien: Aleluia, Aleluia, Aleluia.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor! Que lo diga el pueblo de Israel: ¡Es eterno su amor! R.
La mano del Señor es sublime, la mano del Señor hace proezas. No, no moriré: viviré para publicar lo que hizo el Señor. R.
La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular. Esto ha sido hecho por el Señor y es admirable a nuestros ojos. R.
2ª LECTURA Col 3, 1-4
Guía: San Pablo invita a los colosenses que han resucitado con Cristo a vivir de manera coherente a su fe.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas.
Hermanos: Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, que es la vida de ustedes, entonces ustedes también aparecerán con Él, llenos de gloria. Palabra de Dios.
SECUENCIA
Debe decirse hoy; en los días de la octava, es optativa.
Cristianos, ofrezcamos al Cordero pascual nuestro sacrificio de alabanza. El Cordero ha redimido a las ovejas: Cristo, el inocente, reconcilió a los pecadores con el Padre. La muerte y la vida se enfrentaron en un duelo admirable: el Rey de la vida estuvo muerto, y ahora vive. Dinos, María Magdalena, ¿qué viste en el camino? He visto el sepulcro del Cristo viviente y la gloria del Señor resucitado. He visto a los ángeles, testigos del milagro, he visto el sudario y las vestiduras. Ha resucitado Cristo, mi esperanza, y precederá a los discípulos en Galilea. Sabemos que Cristo resucitó realmente; Tú, Rey victorioso, ten piedad de nosotros.
ALELUIA 1Cor 5, 7-8
Aleluia. Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. Celebremos, entonces, nuestra Pascua. Aleluia.
EVANGELIO Jn 20, 1-9
Guía: María Magdalena se encuentra con el sepulcro vacío. Advirtiendo de ello a Pedro y Juan, comprueban también lo mismo. Pero aún no comprendían que el Maestro había resucitado.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”. Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: El también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, Él debía resucitar de entre los muertos. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS
Guía: Con los dones del pan y del vino, ofrecemos nuestro compromiso de ser una Iglesia en salida, que anuncia la alegría de que el Maestro ha Resucitado.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: Al acercarnos a recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor Resucitado, lo hacemos conscientes que él es nuestro alimento para vivir como resucitados, mientras esperamos la resurrección final.
DESPEDIDA
Guía: Nos retiramos dando gracias al Padre por la resurrección de Jesús. Nosotros hemos creído y el Resucitado es la respuesta al problema del hombre y de nuestra vida en este mundo.