Con motivo del Primer Simposio Internacional de Catequética que se desarrolla en Buenos Aires, el papa Francisco envío un mensaje a los participantes de este encuentro, en el que abordó tres aspectos fundamentales para el desarrollo de esta labor: la catequesis como forma de vida, la presencia de Jesús en el centro de la vida del catequista, y la creatividad, como herramienta para anunciar el mensaje.
En primer lugar, el Santo Padre recordó que la catequesis no se trata de un trabajo, sino de una opción de vida. De acuerdo a sus palabras, el catequista opta por asumir una vocación de servicio en la Iglesia, en torno a la cual debe girar su vida. Solo de ese modo Puede ser capaz de transmitir la Palabra a otros. “ De ahí que el catequista deba volver constantemente a aquel primer anuncio o ‘kerygma’ que es el don que le cambió la vida. Es el anuncio fundamental que debe resonar una y otra vez en la vida del cristiano, y más aún en aquel que está llamado a anunciar y enseñar la fe”, manifestó.
Además, el Papa recalcó que es necesario que en el centro de la existencia del catequista se encuentre Jesús, ejemplo de vida y entrega. “El catequista camina desde y con Cristo, no es una persona que parte de sus propias ideas y gustos, sino que se deja mirar por él, por esa mirada que hace arder el corazón. Cuanto más toma Jesús el centro de nuestra vida, tanto más nos hace salir de nosotros mismos, nos descentra y nos hacer ser próximo a los otros”, explicó Francisco. De ahí la necesidad de recalcar la importancia de la catequesis “mistagógica”, donde se produzca el encuentro constante con la Palabra y los sacramentos, y no algo meramente ocasional con motivo de la celebración. “La vida cristiana es un proceso de crecimiento y de integración de todas las dimensiones de la persona en un camino comunitario de escucha y de respuesta”, precisó en su mensaje.
La creatividad en el anuncio de la Palabra también es un aspecto a tomar en cuenta al desarrollar esta labor. El catequista trabaja con personas, frente a las que debe encontrar nuevas maneras para transmitir la fe, del mismo modo que Jesús lo hacía. “Hay que saber cambiar, adaptarse, para hacer el mensaje más cercano, aún cuando siempre es el mismo, porque Dios no cambia sino que renueva todas las cosas en él. En la búsqueda creativa de dar a conocer a Jesús no debemos sentir miedo, porque él nos precede en esa tarea”, dijo Francisco.
Finalmente, agradeció a los catequistas “por lo que hacen, pero sobre todo porque caminan con el Pueblo de Dios”, y los animó a que sean “alegres mensajeros, custodios del bien y la belleza que resplandecen en la vida fiel del discípulo misionero”.