La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó una nota para orientar a los Obispos y a las Conferencias Episcopales a la hora de celebrar la Semana Santa de este año, para evitar aglomeraciones y en el respeto de las medidas anti-contagio a nivel mundial.
La publicación, firmada por el cardenal Robert Sara, actual Prefecto emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, asegura que el Obispo, como moderador de la vida litúrgica en su iglesia, “está llamado a tomar decisiones prudentes para que las celebraciones litúrgicas se desarrollen con fruto para el pueblo de Dios y para el bien de las almas que le han sido confiadas, teniendo siempre en cuenta la protección de la salud y cuánto ha sido prescrito por las autoridades responsables del bien común”.
En ese sentido, la Santa Sede sugiere “facilitar y privilegiar la difusión mediática de las celebraciones presididas por el Obispo” y “prestar especial atención a algunos momentos y gestos particulares, respetando las exigencias sanitarias”. En cuanto a la Misa crismal, pide, si es necesario, “que se traslade a otro día más adecuado en el que pueda participar una representación significativa de pastores, ministros y fieles”. Para las celebraciones del Domingo de Ramos, del Jueves Santo, del Viernes Santo y de la Vigilia Pascual, la nota explica que “se aplican las mismas indicaciones del año pasado”. Además, se anima a “preparar subsidios adecuados para la oración en familia y personal, potenciando así algunas partes de la Liturgia de las Horas”.
¿QUÉ ESTABLECE EL DECRETO DEL AÑO PASADO?
En primer lugar, el decreto informa que la fecha de la Pascua “no puede ser trasladada” por lo que en los países afectados por coronavirus, los Obispos y los presbíteros “deben celebrar los ritos de la Semana Santa sin la presencia del pueblo y en un lugar adecuado, evitando la concelebración y omitiendo el saludo de paz”.
En el Domingo de Ramos, se sugiere que “se celebre en el interior del edificio sagrado, en las iglesias catedrales se adopte la segunda forma prevista del Misal Romano, y en las iglesias parroquiales y en los demás lugares, la tercera”.
En cuanto a la Misa Crismal, las Conferencias Episcopales “pueden trasladarla a otra fecha” si es necesario.
En el Jueves Santo, por su parte, se pide que “se omita el lavatorio de los pies” y al final de la Misa en la Cena del Señor, “se omita también la procesión” y el Santísimo Sacramento “se reserve en el Sagrario”.
El Viernes Santo, en la Oración Universal, los Obispos “se encargarán de preparar una especial intención por los que se encuentran en situación de peligro, los enfermos y los difuntos” y la Adoración de la Cruz con el beso “se limita solo al celebrante”.
Finamente, en la Vigilia Pascual, se pide que se celebre “solo en iglesias catedrales y parroquiales” y para la Liturgia Bautismal “se mantenga solo en la renovación de las promesas bautismales”. Por último, explican que, las expresiones de piedad popular y las procesiones que enriquecen los días de la Semana Santa y del Triduo Pascual “podrán ser trasladadas a otros días convenientes a juicio del obispo diocesano”.