Motivación de entrada
La liturgia de hoy nos presenta a María bajo la advocación del Carmen y nos recuerda un aspecto importante de María de Nazaret: su actitud contemplativa. Ella meditaba en su corazón todas las palabras y hechos de la vida de Jesús. Es un ejemplo permanente y muy actual en un mundo en que el ruido y la distracción no favorecen la vida de oración. María nos indica el camino para ello.
Acto penitencial
Pedimos perdón por no saber encontrar un tiempo apto para estar con él y orar. Pedimos perdón por no hacer de nuestra vida una vida de oración constante. Pedimos perdón por olvidar que “en la tarde de nuestra vida seremos juzgados sobre el amor”.
Colecta
Pedimos, con la ayuda de María, poder alcanzar la santa montaña que es Cristo.
LECTURAS CICLO A-B-C
Primera lectura: 1 Reyes 18, 1-2.41-46.
El pueblo ha vuelto a Dios, y Dios, a través del profeta Elías, le hace el don del agua. La liturgia aplica a María la visión de la “nubecilla” divisada desde el Carmelo, fuente de nueva vida para Israel y el mundo.
Segunda lectura: Hechos de los Apóstoles 1, 12-14.
El texto de Lucas nos presenta a María en otro momento estelar de la historia de la salvación: a la espera de la venida del Espíritu Santo, ella asiste, anima y ora con los Apóstoles en el Cenáculo.
Evangelio: Juan 2, 1-11.
En Caná, María provoca el primer milagro de Jesús, en favor de una pareja modesta, y nos revela el secreto del obrar de Jesús: “Hagan lo que él les diga”.
Oración de los fieles
Presentación de las ofrendas
Presentamos nuestras ofrendas con ánimos de peregrinos que van con Cristo hacia el Padre. María nos facilita el camino, con su entrega incondicional a Dios.
Comunión
La comunión con Cristo hoy se nos facilita si nos acercamos a recibirla con María, madre suya y nuestra.
Los santos y las santas del Carmelo -Teresa de Ávila, Teresita de Lisieux, Teresa de Los Andes, Edith Stein y Juan de la Cruz y tantos otros- nos atestiguan que se puede ser todo de Cristo sin dejar de ser todo de los hermanos. Recojamos esta gran lección.