Nacimiento de san Juan Bautista (S). Blanco.
Gloria. Credo. Prefacio propio.
Juan nace de Dios para ser el Precursor
Juan el Bautista es una bisagra profética entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Él indicó directamente a Jesús como el Mesías, aquel que el pueblo de Dios esperaba.
Para narrarnos su nacimiento, el que celebramos hoy, san Lucas sigue el esquema de los grandes llamados en la Biblia. Por un lado, muestra la acción divina y, por otra, la colaboración humana.
Dios toma la iniciativa y sostiene, con su mano, todo el proceso. Así como un día el Padre sin consultarle a nadie creó cuanto existe, de la misma manera mantiene la delantera en su Plan de Salvación.
La parte humana fue y será siempre una respuesta a la propuesta de Dios. Y él no nos elige por ser perfectos… sino porque quiere, sabiendo de los límites y pecados, como es el caso de Zacarías, sacerdote del Templo, quien pone en dudas su llamado a ser el padre del precursor; como también su mujer, Isabel, humanamente estéril y anciana, aunque llena de fe.
Esta fragilidad humana nos permite comprender mejor que Juan viene de Dios, como Isaías en la primera lectura. Dios lleva a cabo su obra, más allá de los mezquinos cálculos y deseos humanos, por más buenos que sean ellos.
Al celebrar el nacimiento de Juan el Bautista, reconocemos que todos venimos de Dios y a él regresamos. De aquí nace el respeto por la vida naciente. Él sigue tomando la iniciativa para que un niño nazca: hay esposos que quieren tener un hijo y no pueden, y otros que no lo quieren y lo son.
Es un día entonces para recordar que cuando nace una criatura, querida o no por sus padres, Dios tiene un plan para ella en favor de la sociedad y del Reino. Dios le siga bendiciendo,
P. Martín Dolzani, ssp.
MOTIVACIÓN DE ENTRADA
Guía: La liturgia de hoy resalta la presencia del precursor del Salvador. Juan es la figura que nos hace preguntarnos por nuestra vocación y si estamos preparando la próxima Venida del Señor.
1ª LECTURA Is 49, 1-6
Guía: El profeta reconoce a Dios que lo ha llamado desde el vientre materno. Isaías hablará por él y su arma será la Palabra de Dios. Reconocerse siervo es el primer paso del que se hace servidor del Señor.
Lectura del libro de Isaías.
¡Escúchenme, costas lejanas, presten atención, pueblos remotos! El Señor me llamó desde el vientre materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre. Él hizo de mi boca una espada afilada, me ocultó a la sombra de su mano; hizo de mí una flecha punzante, me escondió en su aljaba. Él me dijo: “Tú eres mi Servidor, Israel, por ti Yo me glorificaré”. Pero yo dije: “En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza”. Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el vientre materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a Él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza. Él dice: “Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; Yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra”. Palabra de Dios.
SALMO Sal 138, 1-3. 13-15
R. Te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable.
Señor, Tú me sondeas y me conoces, Tú sabes si me siento o me levanto; de lejos percibes lo que pienso, te das cuenta si camino o si descanso, y todos mis pasos te son familiares. R.
Tú creaste mis entrañas, me plasmaste en el vientre de mi madre: te doy gracias porque fui formado de manera tan admirable. ¡Qué maravillosas son tus obras! R.
Tú conocías hasta el fondo de mi alma y nada de mi ser se te ocultaba, cuando yo era formado en lo secreto, cuando era tejido en lo profundo de la tierra. R.
2ª LECTURA Hech 13, 22-26
Guía: San Pablo recuerda a los personajes que antecedieron al Salvador. Cada uno de ellos, en plena libertad, ha respondido al llamado.
Lectura de los Hechos de los Apóstoles.
En la sinagoga de Antioquía de Pisidia, Pablo decía: “Dios suscitó para nuestros padres como rey a David, de quien dio este testimonio: ‘He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón, que cumplirá siempre mi voluntad’. De la descendencia de David, como lo había prometido, Dios hizo surgir para Israel un Salvador, que es Jesús. Como preparación a su venida, Juan Bautista había predicado un bautismo de penitencia a todo el pueblo de Israel; y al final de su carrera, Juan Bautista decía: ‘Yo no soy el que ustedes creen, pero sepan que después de mí viene Aquél a quien yo no soy digno de desatar las sandalias’. Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios”. Palabra de Dios.
ALELUIA Cfr. Lc 1, 76
Aleluia. Tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo; irás delante del Señor preparando sus caminos. Aleluia.
EVANGELIO Lc 1, 57-66. 80
Guía: Donde nadie tiene puesta la esperanza, Dios hace prodigios. Debemos tener la esperanza que él siempre cumplirá con sus promesas.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo. Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella. A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre dijo: “No, debe llamarse Juan”. Ellos le decían: “No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre”. Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran. Este pidió una pizarra y escribió: “Su nombre es Juan”. Todos quedaron admirados, y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios. Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea. Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: “¿Qué llegará a ser este niño?”. Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel. Palabra del Señor.
PRESENTACIÓN DE LA OFRENDAS
Guía: Con los dones del pan y del vino, ofrecemos los sufrimientos de la gente, sus angustias, sus aspiraciones de paz y de solidaridad: de un mundo mejor.
PREPARACIÓN A LA COMUNIÓN
Guía: La comunión con el cuerpo de Cristo nos compromete a colaborar en el plan de Dios que se revela y se encarna en la historia.
DESPEDIDA
Guía: Fortalecidos por la oración, la palabra y la presencia de tantos hermanos, vayamos a anunciar que vale la pena entregar nuestra vida por Cristo.