Familias enteras, comunidades parroquiales, movimientos, colegios, seminaristas, diáconos, sacerdotes, religiosas y obispos participaron en la Procesión de la Virgen del Carmen y Día de Oración por Chile, este domingo 29 de septiembre por las calles del centro de Santiago.
Frente a la Catedral Metropolitana, delegaciones de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad montaron guardia ante la imagen de la Virgen. Una oración del Administrador Apostólico, monseñor Celestino Aós, y luego los acordes de la Banda de la Guarnición Militar de Santiago, marcaron el inicio del recorrido. Pañuelos blancos, vivas a la Virgen del Carmen, cantos y el rezo del Santo Rosario acompañaron la caminata por Catedral, Amunátegui, Alameda hasta el Paseo Bulnes, frene a La Monede y luego el regreso hasta la Plaza de Armas.
Fue en la permanencia de la imagen frente al Palacio Presidencial donde el obispo Aós entregó su mensaje, en el contexto de una Liturgia de la Palabra. En la oportunidad, el pastor destacó la presencia de la Iglesia arquidiocesana en este lugar “como testigos de nuestra fe, como proclamadores de nuestra confianza en ti, Virgen del Carmen”. Luego, afirmó que “ser cristiano significa ser buen ciudadano”. Y agregó: “Quien quiere la división y el odio; quien siembra la discordia entre los ciudadanos y envenena con la violencia la convivencia; quien nos castiga a todos con una contaminación irresponsable, pintarrajeando paredes, rompiendo objetos patrimoniales de todos, no solo comete un error político, porque la violencia nada construye, sino que atenta contra un bien moral”.
Abusos en la Iglesia
Enseguida, monseñor Aós expresó: “Nos duelen las suciedades de los abusos y crímenes que se han cometido, especialmente por sacerdotes y clérigos, contra niños y adolescentes. Quisiéramos que no hubieran ocurrido jamás. Queremos trabajar para que jamás vuelvan a repetirse”.
Terminada la homilía se hizo oración por la Patria, las autoridades, los enfermos, los presos, los abandonados, los estudiantes y profesores, por todos los trabajadores y por las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad.
La procesión culminó en la Catedral Metropolitana, con la celebración de la Eucaristía, que presidió monseñor Alberto Lorenzelli, Obispo Auxiliar de Santiago, quien se refirió al Evangelio de este domingo, que relata la parábola del rico y el pobre Lázaro. Al respecto, el pastor dijo que la pobreza espiritual de la Virgen María “nos hace vivir el gozo incomparable de sabernos libres, con esa libertad de quien ha roto las cadenas que lo aprisionan al mundo. Nos hace estar firmes en el Único necesario, perla preciosa más valiosa que todos los universos. Nos hace pasar por esta tierra ligeros de equipaje como peregrinos hacia la patria celeste”.