El Papa emérito Benedicto XVI, de 95 años, falleció este sábado, 31 de diciembre, a las 9:34 horas, en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. El jueves 5 de enero, a las 9.30 horas, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco presidirá el rito de las exequias.
“Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido hoy a las 9:34 horas en el Monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano. Apenas sea posible se proporcionará mayor información”, se lee en la nota de prensa del Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
Joseph Ratzinger nació en Marktl am Inn, un municipio ubicado en Baviera, Alemania, el 16 de abril de 1927. Se ordenó sacerdote junto a su hermano Georg en 1951. Tras pasar varios años enseñando teología en Alemania, fue nombrado obispo de Munich en 1977, y el Papa Pablo VI lo nombró cardenal tres meses después. En 1981, Juan Pablo II lo nombró prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, órgano vaticano encargado de “promover y salvaguardar la doctrina sobre la fe y la moral en todo el mundo católico”.
En 2002, Ratzinger se transformó en decano del Colegio Cardenalicio y personaje clave en el pontificado del papa polaco, aquejado en ese momento por enfermedades como el parkinson, que le restringían sus capacidades para gobernar.
En abril de 2005, luego de la muerte de Juan Pablo II, estuvo a cargo de los funerales y de inaugurar el cónclave. En la segunda jornada, tras cuatro rondas de votaciones, los cardenales lo eligieron papa.
Ratzinger tomó el nombre de Benedicto XVI y asumió formalmente su cargo el 24 de abril del mismo año. Su pontificado se extendió por casi ocho años, y estuvo marcado por la ortodoxia en temas doctrinales, por el diálogo con las organizaciones internacionales y por la revelación de casos de pederastia que involucraron a sacerdotes y religiosos.
El 11 de febrero de 2013, en medio de una reunión con cardenales, el papa alemán anunció su renuncia al papado, la que se hizo efectiva días después, el 28 de febrero de ese año.
“Tras haber examinado repetidamente mi conciencia ante Dios, he llegado a la certeza de que mis fuerzas, dada mi avanzada edad, ya no se corresponden con las de un adecuado ejercicio del ministerio petrino. […] Por esta razón, y muy consciente de la gravedad de este acto, con plena libertad declaro que renuncio al ministerio de obispo de Roma, sucesor de san Pedro“, señaló en esa oportunidad.