Este sábado se desarrolló en Santiago la XXIV Peregrinación juvenil de Ramos, organizada por la Vicaría de la Esperanza Joven. Se trata de una celebración que viene desarrollándose desde 1995, con el fin de dar comienzo a la Semana Santa y celebrar una experiencia de encuentro, conversión y fe en Jesús.
El cardenal Ricardo Ezzati dio inicio a la liturgia, motivando a los jóvenes presentes a vivir esta Semana Santa con el fin de hacer presente hoy, en la vida concreta de cada uno, el don maravilloso de la Salvación que Cristo ofrece a través de su misterio pascual.
“Esta es una respuesta a lo que el Papa Francisco le ha pedido a los jóvenes: “Qué haría Cristo en mi lugar”. Y qué bueno que esto se lo puedan preguntar los jóvenes al comienzo de Semana Santa. En Semana Santa, de una manera muy particular, podemos experimentar cómo el Señor toca nuestra carne frágil, débil, pecadora, para sanarla. Pero, al mismo tiempo, nos invita a comprometernos, para que como Él tocó nuestra carne, también nosotros podamos pensar en nuestra vida como un don para aquellos que más lo necesitan”, planteó a los presentes.
Tras las palabras del Arzobispo de Santiago, comenzó el ascenso de los miles de asistentes hasta el Santuario dedicado a la Virgen de la Inmaculada Concepción ubicada en lo más alto del cerro capitalino. Pasada las cinco de la tarde y con la explanada completamente repleta de jóvenes, Monseñor Cristian Roncagliolo, Obispo Auxiliar de Santiago y Vicario de la Esperanza Joven, daba inicio a la celebración de la eucaristía.
En su homilía, el vicario de los jóvenes invitó a ver la Semana Santa como una experiencia única de vivir la fe en comunidad, de alabar a Dios y a estar conectados en todo momento con Jesús y dejarse abandonar por su amor: “Una alegría enorme celebrar con tantos jóvenes la entrada de Jesús en Jerusalén y un signo de esperanza en una sociedad que necesita de los jóvenes. Los jóvenes son la renovación de nuestra sociedad, de nuestra cultura, de nuestra política, de nuestra manera de hacer las cosas, de nuestra manera de ver la sociedad y la cultura. Así que una alegría y un gozo, un tiempo de esperanza”, señaló.