Santa Lucía, v. y mr. (MO). Rojo.
Leccionario Santoral: 2Cor 10, 17–11, 2; Sal 30; Mt 25, 1–13
LECTURA Is 40, 25-31
Lectura del libro de Isaías. Dice el Santo: «¿A quién me van a asemejar, para que yo me iguale a Él?». Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿quién creó todos estos astros? El que hace salir a su ejército uno por uno y los llama a todos por su nombre: ¡su vigor es tan grande, tan firme su fuerza, que no falta ni uno solo! ¿Por qué dices, Jacob, y lo repites tú, Israel: «Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios»? ¿No lo sabes acaso? ¿Nunca lo has escuchado? El Señor es un Dios eterno, Él crea los confines de la tierra; no se fatiga ni se agota, su inteligencia es inescrutable. Él fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor. Los jóvenes se fatigan y se agotan, los muchachos tropiezan y caen. Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan. Palabra de Dios.
Comentario: La grandiosidad del culto a Marduk, dios babilónico, es comparado a la pequeñez del culto que el pueblo de Israel tributa al “tres veces Santo”. Pero, están lejos de medir la grandeza de su Señor por la pobreza del culto que le rinden. El profeta ahuyenta el miedo de su ausencia, señalándolo presente en toda la creación. Esa fuerza creadora se prolonga en la salvación que ahora mismo hace experimentar y anima a todos los que esperan.
SALMO Sal 102, 1-4. 8.10
R. ¡Bendice, alma mía, al Señor!
Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre; bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas y sana todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.
ALELUIA
Aleluia. El Señor viene a salvar a su pueblo. Felices los preparados para salir a su encuentro. Aleluia.
EVANGELIO Mt 11, 28-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús tomó la palabra y dijo: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana. Palabra del Señor.
Comentario: San Agustín decía: “El yugo de Jesús es pesado para quien no ama y ligero para el que está lleno de amor”. Los cansados y agobiados que se doblan bajo el yugo de una moral y ascética deshumanizante son los primeros en renunciar ante las exigencias de la vida. Jesús no nos dijo que seguirlo sería fácil, más bien aseguró aliviar la carga infundiendo la fuerza del amor.