San Benito, abad. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: Prov 2, 1-9; Sal 33, 2-11; Mt 19, 27-29.
LECTURA Os 10, 1-3. 7-8. 12
Lectura de la profecía de Oseas.
Israel era una viña exuberante, que producía su fruto. Cuanto más se multi- plicaban sus frutos, más multiplicaba él los altares; cuanto mejor le iba al país, mejores hacía él las piedras conmemo- rativas. Su corazón está dividido, ahora tendrán que expiar: el mismo Señor destrozará sus altares, devastará sus piedras conmemorativas. Seguramente dirán entonces: «No tenemos rey, porque no hemos temido al Señor. Pero el rey ¿que podría hacer por nosotros?» ¡Samaría está completamente perdida! Su rey es como una astilla sobre la su- perficie de las aguas. Los lugares altos de Aven, el pecado de Israel, también serán destruidos; espinas y cardos invadirán sus altares. Ellos dirán entonces a las montañas: «Cúbrannos», y a las colinas: «¡Caigan sobre nosotros!». Siembren semillas de justicia, cosechen el fruto de la fidelidad, roturen un campo nuevo: es tiempo de buscar al Señor, hasta que Él venga y haga llover para ustedes la justicia. Palabra de Dios.
Comentario: Como dice el refrán, “Quien siembra justicia, recoge misericordia”. Oseas nuevamente hace sus descargos por el pecado de idolatría que padece Israel. A Dios no se le puede engañar y él conoce la interioridad del corazón. Israel tiene su corazón dividido y mientras continué con su culto a los dioses cananeos irá directo a la ruina.
SALMO Sal 104, 2-7
R. ¡Busquen el rostro del Señor!
¡Canten al Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus mara- villas! ¡Gloríense en su santo Nombre, alégrense los que buscan al Señor! R.
¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro; recuerden las maravillas que Él obró, sus portentos y los juicios de su boca! R.
Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos. R.
ALELUIA Mc 1, 15
Aleluia. El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia. Aleluia.
EVANGELIO Mt 10, 1-7
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: «No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente». Palabra del Señor.
Comentario: La institución de los Doce viene a mostrar cómo es el nuevo pueblo de Dios, pues este posee las mismas características de universalidad simbolizadas en el número Doce. Jesús llama y nos integra a una comunidad de fe y misión. No temamos, porque él nos capacita para dar la palabra y gestos necesarios en la propagación de su Reino.