En el Día de la Oración por Chile, se realizó la procesión de la Virgen del Carmen, con el lema “En tus manos ponemos la visita de Francisco”, encomendándole a la Madre, el viaje apostólico del Santo Padre a Chile, que se realizará en enero de 2018.
La peregrinación comenzó en la Plaza de Armas de Santiago, en las afueras de la Catedral Metropolitana, y culminó en la Plaza Bulnes, frente al Palacio de la Moneda, en un recorrido en el que la Patrona de Chile fue acompañada por más de 30 mil personas.
Al término de la procesión, fueron los jóvenes quienes izaron la bandera patria, como signo de su compromiso de fe, en medio de la preparación del X Sínodo: “Jóvenes, fe y discernimiento vocacional”, convocado por la Iglesia de Santiago.
“Esta tradicional procesión, celebrada el último domingo de septiembre, nos convoca para tener a Chile presente en nuestro corazón y presentarle todos sus anhelos y esperanzas a Dios a través de la mano de María. Tenemos al Santo Padre muy presente en nuestra oración, para que su visita nos traiga el don de la paz que viene de Dios”, expresó el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati.
Al finalizar la procesión, el arzobispo recibió un dossier con los resultados de todos los aportes recogidos en la Arquidiócesis de Santiago para el Sínodo de Roma, que se llevará a cabo en 2018. En dicho documento, comunidades, movimientos e instituciones católicas, respondieron un cuestionario sobre las características particulares y necesidades puntuales de la juventud.
DEVOTOS DE LA VIRGEN
Milan Kovasevic fue uno de los fieles que movilizó la figura de la Reina de Chile a lo largo de su recorrido, labor que realizó por primera vez, con mucha emoción y alegría. “Es muy emocionante poder venir a rezar por Chile y ver cómo la Virgen del Carmen nos une a todos en Cristo, es un símbolo de unión de Chile muy importante”.
Haydé Nario es inmigrante del Perú y vive hace ocho años en Chile. Hoy, por primera vez caminó tras la Virgen como signo de su fe. “Tantas maravillas nos da la Virgen, siempre le pedimos y le agradecemos. Ahora más que estamos pasando por estos momentos tan difíciles, para que nos dé mucho amor y nos cubra con su manto, que es lo que más le aclamamos”.
Carmen Paz Calvo participa junto a su familia hace más de cinco años de esta peregrinación: “Es súper emocionante ver a toda esta cantidad de gente que se reúne en honor a la Madre de Chile. Recomiendo demasiado, para poder venir en familia a dar gracias y a pedir bendiciones para nuestro país”, comentó.
Rubén Leal, voluntario de la Vicaría para la Esperanza Joven, fue el encargado de llevar la bandera de Chile, que ha peregrinado por más de cien años por las calles de Santiago. “La verdad es que es una responsabilidad y un honor. Al traer la bandera uno trae historia, tradición y trae el catolicismo de Chile a las calles, y esto vinculado a la visita del Papa es muy hermoso porque llega en un momento súper coyuntural de la historia de Chile”.
“Es un experiencia muy bonita y rezamos por todos nosotros y por la venida del Papa, para que sea muy fructífera para todos los jóvenes de Chile”, dijo Tomás Halé, estudiante de medicina de la Universidad de Los Andes, quien asistió junto a la pastoral de la facultad.
UN POCO DE HISTORIA
La primera procesión de la Virgen del Carmen se llevó a cabo por las calles de un colonial Santiago en 1778 y desde entonces se ha realizado ininterrumpidamente, con lluvia o con sol; y en las más diversas situaciones políticas y sociales que ha vivido Chile, convocando año a año a miles de personas que se unen para rezarle con amor profundo.
La imagen de la Virgen que este domingo salió en procesión, es una copia muy fiel a la coronada en 1926, fabricada por el artesano chileno Ricardo Morales Rojas en madera de álamo, mientras que su manto es el mismo de aquella época, bordado con hilos de oro y cuya tela fue restituida hace algunos años.
Desde el año 2009 esta imagen tallada es la que preside la procesión, ya que la imagen traída de Francia y coronada en 1926 sufrió un atentado incendiario en abril de 2008. Luego de su restauración se determinó que es preferible no desplazarla para no causar daño a las partes que quedaron carbonizadas. En esta oportunidad la Virgen y el Niño lucirán una cabellera nueva de pelo natural.