LECTURA 2Ped 3, 11-15. 17-18
Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pedro.
Hermanos: ¡Qué santa y piadosa debe ser la conducta de ustedes, esperando y acelerando la venida del Día del Señor! Entonces se consumirán los cielos y los elementos quedarán fundidos por el fuego. Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia. Por eso, queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que Él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche. Tengan en cuenta que la paciencia del Señor es para nuestra salvación. Hermanos míos, ustedes están prevenidos. Manténganse en guardia, no sea que, arrastrados por el extravío de los que hacen el mal, pierdan su firmeza. Crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A Él sea la gloria, ahora y en la eternidad! Palabra de Dios.
Comentario: Sin duda que la comunidad cristiana debía permanecer y aspirar a un ideal de vida donde primara un espíritu de fraternidad y de familia. Es cierto que la comunidad, por su condición de cristianos, sufría la marginación y el desprecio de parte del mundo pagano. Muchos de ellos eran de clase social humilde y, por tanto, esa condición agudizaba su desvalorización.
SALMO Sal 89, 2-4. 10. 14. 16
R. ¡Tú eres nuestro refugio, Señor!
Antes que fueran engendradas las montañas, antes que nacieran la tierra y el mundo, desde siempre y para siempre, Tú eres Dios. R.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con sólo decirles: «Vuelvan, seres humanos». Porque mil años son ante tus ojos como el día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche. R.
Nuestra vida dura apenas setenta años, y ochenta, si tenemos más vigor: en su mayor parte son fatiga y miseria, porque pasan pronto, y nosotros nos vamos. R.
Sácianos en seguida con tu amor, y cantaremos felices toda nuestra vida. Que tu obra se manifieste a tus servidores, y que tu esplendor esté sobre tus hijos. R.
ALELUIA Cf. Ef 1, 17-18
Aleluia. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados. Aleluia.
EVANGELIO Mc 12, 13-17
Evangelio de nuestro Señor Jesu-cristo según san Marcos.
Le enviaron a Jesús unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarlo o no?”. Pero Él, conociendo su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario». Cuando se lo mostraron, preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?». Respondieron: «Del César». Entonces Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios». Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta. Palabra del Señor.
Comentario: La pregunta que le hacen a Jesús tiene rasgos de hipocresía y casi de falacia mortal, puesto que si dice que “no” los romanos lo tildarán de belicoso; de lo contrario, si dice que “sí” se ganará el oído de los judíos. El Señor resuelve la cuestión reconociendo la autoridad del poder civil en la persona del César, pero rechaza el que quieran divinizarlo.