San Alfonso María de Ligorio, o. y d. (MO). Blanco.
Leccionario Santoral: Rom 8, 1?4; Sal 118, 9?14; Mt 5, 13?19.
Inicio del mes de la Solidaridad.
LECTURA Éx 33, 7-11; 34, 5-9. 28
Moisés tomó la Carpa, la instaló fuera del campamento, a una cierta distancia, y la llamó Carpa del Encuentro. Así, todo el que tenía que consultar al Señor debía dirigirse a la Carpa del Encuentro, que estaba fuera del campamento. Siempre que Moisés se dirigía hacia la Carpa, todo el pueblo se levantaba, se apostaba a la entrada de su propia carpa y seguía con la mirada a Moisés hasta que él entraba en ella. Cuando Moisés entraba, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la Carpa del Encuentro, mientras el Señor conversaba con Moisés. Al ver la columna de nube, todo el pueblo se levantaba, y luego cada uno se postraba a la entrada de su propia carpa. El Señor conversaba con Moisés cara a cara, como lo hace un hombre con su amigo. Después Moisés regresaba al campamento, pero Josué –hijo de Nun, su joven ayudante– no se apartaba del interior de la Carpa. Moisés invocó el Nombre del Señor. El Señor pasó delante de él y exclamó: «El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad. Él mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación». Moisés cayó de rodillas y se postró, diciendo: «Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia». Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las palabras de la Alianza, es decir, los diez Mandamientos. Palabra de Dios.
Comentario: El “cara a cara” de Moisés con Dios quiere decir que Moisés es el único autorizado de hablar como mediador entre Dios y el pueblo; pero como toda mediación, tiene la condición de revelar y de ocultar al mismo tiempo. Por tanto, Dios no es accesible al mundo, sino por mediaciones que nos acercan y ayudan a conocerlo.
SALMO Sal 102, 6-13
R. ¡El Señor es bondadoso y compasivo!
El Señor hace obras de justicia y otorga el derecho a los oprimidos; él mostró sus caminos a Moisés y sus proezas al pueblo de Israel. R.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; no acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente. R.
No nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen. R.
Cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. Como un padre es cariñoso con sus hijos, así es cariñoso el Señor con sus fieles. R.
ALELUIA
La semilla es la Palabra de Dios, el sembrador es Cristo; el que lo encuentra permanece para siempre. Aleluia.
EVANGELIO Mt 13, 36-43
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. Dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: «Explícanos la parábola de la cizaña en el campo». Él les respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!». Palabra del Señor.
Comentario: Esta parábola nos lleva a pensar en cómo la Iglesia ha caído, muchas veces, en este complejo de “superioridad” frente a otros credos o ante los propios católicos que piensan distinto. Cabe pensar cuál será “el criterio de separación” que empleará el Juez supremo al final de los tiempos. Una cosa es clara, no nos toca a nosotros determinar esa separación, nuestra preocupación ha de enfocarnos en ser “ciudadanos del Reino” y no el de la cizaña.