Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América (F). Blanco.
Gloria. Prefacio propio.
Reseña: Diez años después de la conquista de la ciudad de México, comenzaba a brotar la fe cristiana. El 9 de diciembre del año 1531, cuando Juan Diego se encaminaba al catecismo, al pasar junto a un pequeño cerro oyó que lo llamaban. Deteniéndose vio a la Virgen, quien le pedía se acercara. Informado el obispo, le pidió que le solicitara un signo. Nuestra Señora invitó a Juan Diego a llenar su manta de rosas (no era época) y las mostrara a monseñor Zumárraga. Al entregárselas, en la tilma estaba pintada su imagen como la conocemos hoy. La Virgen de Guadalupe es Patrona de América.
LECTURA Is 7, 10-14; 8, 10
Lectura del libro de Isaías.
El Señor habló a Ajaz en estos términos: “Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas”. Pero Ajaz respondió: “No lo pediré ni tentaré al Señor”. Isaías dijo: “Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel, que significa Dios está con nosotros”. Palabra de Dios.
Comentario: Aunque el rey Ajaz no desea solicitar un signo que lo comprometa a cambiar su política de alianza con Siria, habiendo desoído al Señor. Isaías le anuncia el próximo nacimiento de un niño que lo reemplazará en su reinado. Este texto posteriormente se aplicará a la maternidad de la Virgen María.
SALMO Sal 66, 2-3. 5. 7-8
R. ¡Que todos los pueblos te den gracias, Señor!
El Señor tenga piedad y nos bendiga, haga brillar su rostro sobre nosotros, para que en la tierra se reconozca su dominio, y su victoria entre las naciones. R.
Que todos los pueblos te den gracias! Que canten de alegría las naciones, por-que gobiernas a los pueblos con justicia y guías a las naciones de la tierra. R.
La tierra ha dado su fruto: el Señor, nuestro Dios, nos bendice. Que Dios nos bendiga, y lo teman todos los confines de la tierra. R.
ALELUIA Lc 1, 46-47
Aleluia. “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador”. Aleluia.
EVANGELIO Lc 1, 39-48
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: “¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor”. María dijo entonces: “Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz”. Palabra del Señor.
Comentario: Al ir a servir a su prima, María “reconfirmó” aquello que le propusiera el Ángel. Al encontrar a Isabel, embarazada, alaba al Señor por haberla elegido para ser la madre de su Hijo. Siempre necesitamos confrontar, con otros, nuestro camino espiritual; nada mejor que ponerse al servicio de los demás.